Asesoramiento legal en despidos laborales

Asesoramiento legal en despidos laborales

Publicado el 06 de junio de 2025


📖 Tiempo estimado de lectura: 21 min

Introducción

El despido laboral es uno de los momentos más delicados en la vida profesional de una persona. Ya sea por causas objetivas, disciplinarias o por finalización de contrato, enfrentarse a una terminación de la relación laboral puede generar incertidumbre, frustración e incluso vulnerabilidad legal. Por eso, contar con un asesoramiento legal adecuado es fundamental para garantizar que se respeten todos los derechos del trabajador y que el proceso se lleve a cabo conforme a la normativa vigente.

En esta guía abordaremos los aspectos esenciales del asesoramiento legal en despidos laborales. Desde los fundamentos básicos hasta las vías legales para reclamar indemnizaciones o impugnar un despido improcedente, el objetivo es ofrecer una visión clara y completa que permita tomar decisiones informadas y actuar con firmeza desde el primer momento.

Es importante tener presente que no todos los despidos son legales, y que incluso aquellos que parecen estar justificados pueden esconder irregularidades. En muchos casos, la empresa no sigue el procedimiento adecuado o vulnera derechos fundamentales del trabajador, lo que convierte el despido en nulo o improcedente.

En España, la legislación laboral establece un marco claro sobre los tipos de despido, los requisitos para que sean válidos, y las consecuencias económicas y jurídicas en caso de incumplimiento. Sin embargo, la interpretación de estas normas y su aplicación a casos concretos puede ser compleja, por lo que el papel del abogado laboralista cobra una especial relevancia.

A lo largo de este contenido, exploraremos las diferentes situaciones que pueden dar lugar a un despido, qué derechos tiene el trabajador en cada caso, cómo debe actuar ante una carta de despido y cuáles son las vías legales para defenderse. También explicaremos los pasos clave para iniciar un procedimiento de reclamación, los plazos que no se deben perder de vista y qué ventajas aporta contar con representación legal desde el primer momento.

  • ¿Qué tipos de despido existen y en qué se diferencian?
  • ¿Qué indemnización me corresponde según la ley?
  • ¿Puedo impugnar un despido que considero injusto?
  • ¿Qué pasos debo seguir tras recibir la carta de despido?

Esta sección introductoria sienta las bases para comprender mejor la complejidad del mundo laboral desde el punto de vista legal. Si has sido despedido o crees que tu despido podría haber vulnerado tus derechos, es crucial que te informes bien y actúes con rapidez. Con el conocimiento adecuado y el respaldo de profesionales especializados, puedes afrontar este proceso con seguridad y confianza.

Tipos de despido

En el ámbito laboral español, existen distintos tipos de despido que pueden afectar al trabajador de forma muy diferente tanto en términos legales como económicos. Conocer las distintas modalidades es fundamental para poder actuar de manera informada y defender los derechos que la ley otorga. Cada tipo de despido responde a causas específicas y tiene implicaciones concretas en cuanto a la indemnización, los procedimientos y la posibilidad de impugnación.

La clasificación general distingue entre tres grandes tipos de despido: disciplinario, objetivo e improcedente. A continuación, se explica en qué consiste cada uno, junto con sus características clave.

Comprender el tipo de despido recibido permite determinar si ha existido una vulneración de derechos y si procede iniciar una reclamación por despido improcedente o nulo. Un análisis detallado del motivo alegado por la empresa es clave para decidir los siguientes pasos legales.

  • Despido disciplinario: Se produce cuando la empresa alega un incumplimiento grave y culpable por parte del trabajador, como ausencias injustificadas, desobediencia o conductas ofensivas. No conlleva indemnización, aunque sí corresponde el finiquito. Puede ser impugnado si no se acredita correctamente la causa.
  • Despido objetivo: Basado en causas económicas, organizativas, técnicas o de producción. También puede darse por ineptitud sobrevenida o faltas de adaptación del trabajador. Requiere una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 12 mensualidades.
  • Despido colectivo (ERE): Similar al despido objetivo, pero aplicado a un número significativo de trabajadores. Está regulado por procedimientos específicos de negociación colectiva y debe comunicarse a la autoridad laboral.
  • Despido improcedente: Se declara así cuando el despido no se ajusta a la ley o no se acredita la causa. En este caso, el trabajador tiene derecho a una indemnización mayor (33 días por año trabajado, con un máximo de 24 mensualidades) o a la readmisión con abono de los salarios de tramitación.
  • Despido nulo: Ocurre cuando se vulneran derechos fundamentales o se incumple la normativa en casos especiales (por ejemplo, despidos por maternidad o discriminación). El trabajador debe ser readmitido de inmediato, con todos los derechos y salarios restaurados.

Cada modalidad de despido implica requisitos formales que la empresa debe cumplir, como la entrega de una carta de despido con la justificación clara, la comunicación previa al trabajador, y el cálculo del finiquito. Además, en algunos casos se requiere un preaviso de 15 días, cuya omisión puede conllevar una compensación económica.

Es esencial que el trabajador conserve toda la documentación entregada en el proceso, ya que será determinante en caso de acudir a la vía judicial. También se recomienda consultar a un abogado laboralista para valorar si existen fundamentos para impugnar el despido y qué estrategia legal resulta más conveniente en cada situación.

Derechos del trabajador

Los trabajadores en España están protegidos por un marco legal sólido que garantiza una serie de derechos fundamentales, incluso en situaciones tan delicadas como el despido. Conocer estos derechos es esencial para actuar de forma informada y defenderse adecuadamente frente a decisiones empresariales que puedan vulnerarlos. La legislación laboral, especialmente el Estatuto de los Trabajadores, establece garantías mínimas que deben respetarse en todo momento, sin importar la causa o el tipo de despido.

A continuación, se presentan los derechos más relevantes que debe tener en cuenta cualquier trabajador que se enfrente a un despido, ya sea objetivo, disciplinario, colectivo o improcedente:

  • Derecho a una comunicación formal: Todo despido debe ser notificado por escrito, mediante una carta que especifique con claridad los motivos del mismo.
  • Derecho al finiquito: El trabajador tiene derecho a recibir el abono de los conceptos pendientes, como salarios devengados, vacaciones no disfrutadas y pagas extraordinarias proporcionales.
  • Derecho a indemnización: Según el tipo de despido, corresponde una compensación económica. En el despido improcedente, esta puede alcanzar hasta 33 días por año trabajado.
  • Derecho a impugnar el despido: Si se considera injusto, el trabajador puede presentar una demanda ante el juzgado de lo social en un plazo máximo de 20 días hábiles.
  • Derecho a la prestación por desempleo: Si cumple los requisitos, el trabajador puede solicitar el subsidio de desempleo tras haber sido cesado involuntariamente.
  • Derecho a la tutela judicial efectiva: En casos donde se vulneren derechos fundamentales (como igualdad, no discriminación o conciliación familiar), el despido puede declararse nulo.

Un despido no debe suponer nunca una pérdida de derechos. Si existen dudas sobre la legalidad del proceso o sobre las cantidades abonadas, es fundamental acudir a un abogado laboralista para revisar la documentación y valorar las opciones legales disponibles.

Además de los derechos mencionados, es importante que el trabajador conserve copia de toda la documentación entregada por la empresa, incluyendo la carta de despido, el recibo de finiquito y cualquier comunicación anterior relacionada con su desempeño o condiciones laborales. Estos documentos serán esenciales para presentar una reclamación con garantías.

En definitiva, aunque el despido supone una ruptura en la relación laboral, el trabajador no queda desprotegido. Existen mecanismos legales para exigir el cumplimiento de sus derechos, corregir abusos empresariales y, en muchos casos, obtener una compensación justa. Informarse, asesorarse y actuar dentro de los plazos es clave para proteger el futuro profesional.

Cómo actuar ante un despido

Afrontar un despido puede generar nerviosismo e incertidumbre, pero es fundamental mantener la calma y actuar con rapidez y conocimiento. Tomar las decisiones adecuadas en los primeros días es clave para proteger tus derechos laborales y sentar las bases de una posible reclamación. Ya sea un despido justificado o una situación que parece irregular, existen pasos concretos que todo trabajador debe seguir.

Lo primero que debe hacerse es revisar cuidadosamente la documentación entregada por la empresa. La carta de despido debe incluir los motivos alegados, así como la fecha de efecto. También es habitual que se proporcione el finiquito, donde se detallan las cantidades a percibir por los conceptos pendientes: salario, vacaciones, pagas extra, etc.

Nunca firmes ningún documento sin leerlo detenidamente. Si te sientes presionado, puedes firmar indicando la expresión “no conforme” junto a tu rúbrica. Esto te permitirá conservar el derecho a reclamar posteriormente.

Posteriormente, es aconsejable contactar cuanto antes con un abogado laboralista. Un profesional podrá revisar el caso, valorar la legalidad del despido y orientarte sobre los siguientes pasos. En muchos casos, el asesor legal podrá iniciar una reclamación por despido improcedente o incluso nulo, dependiendo de las circunstancias.

  • Solicita copia de toda la documentación entregada por la empresa.
  • Firma con “no conforme” si no estás seguro del contenido o lo consideras injusto.
  • Recoge pruebas, como correos electrónicos, mensajes o testigos que puedan respaldar tu versión.
  • Solicita cita con un abogado laboralista para evaluar tu caso.
  • Recuerda que el plazo para presentar una demanda por despido es de 20 días hábiles desde la fecha de efecto.

Además, no olvides inscribirte como demandante de empleo en el SEPE cuanto antes. Este paso es necesario para poder acceder a la prestación por desempleo, si cumples los requisitos. También puedes aprovechar este tiempo para actualizar tu currículum, formarte o buscar nuevas oportunidades profesionales.

En resumen, aunque un despido puede suponer un cambio brusco, una actuación ágil y asesorada puede marcar la diferencia entre una situación injusta y una resolución favorable. Conocer tus derechos y moverte con decisión es la mejor manera de proteger tu futuro profesional.

Reclamación de indemnización

Cuando un trabajador es despedido, es fundamental analizar si tiene derecho a una indemnización y, en caso afirmativo, asegurarse de que la cantidad recibida se ajusta a lo establecido por la legislación laboral. La reclamación de indemnización es uno de los aspectos más relevantes en los procesos de despido, y su correcta gestión puede marcar una diferencia económica sustancial para el afectado.

No todos los despidos conllevan indemnización. Por ejemplo, en los despidos disciplinarios procedentes, el empleador no está obligado a pagarla. Sin embargo, en los despidos objetivos y especialmente en los improcedentes, la indemnización es un derecho legal que el trabajador puede y debe exigir. Determinar si la indemnización es correcta implica revisar el tipo de despido, la antigüedad en la empresa, el salario bruto y las condiciones específicas del contrato.

La base para calcular la indemnización es el salario diario del trabajador y el número de años trabajados. Por ejemplo, en despidos improcedentes, la ley establece una indemnización de 33 días por año trabajado (con un máximo de 24 mensualidades).

Si el trabajador no está conforme con la cantidad ofrecida o si no se le ha pagado ninguna indemnización, puede iniciar un proceso de reclamación. Este proceso comienza con un intento de conciliación ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC), donde la empresa y el trabajador pueden llegar a un acuerdo extrajudicial. Si no hay acuerdo, se puede presentar una demanda ante el Juzgado de lo Social.

  • Revisar la carta de despido y el cálculo de la indemnización.
  • Solicitar asesoría legal especializada para validar los importes.
  • Presentar papeleta de conciliación ante el SMAC en un plazo de 20 días hábiles.
  • Acudir a juicio si no se alcanza un acuerdo en la conciliación.

Es importante conservar toda la documentación relacionada con el despido, ya que será fundamental para justificar la reclamación. Además, cualquier error en el cálculo de la indemnización puede ser impugnado legalmente si se actúa dentro del plazo legal.

En resumen, reclamar una indemnización justa es un derecho que debe ejercerse de forma activa. Contar con el apoyo de un abogado laboralista no solo facilita el proceso, sino que también garantiza que se respeten tus derechos y se maximicen las posibilidades de éxito en la reclamación.

Impugnación de despido

La impugnación de un despido es el mecanismo legal que permite al trabajador reclamar judicialmente cuando considera que su despido ha sido injustificado, irregular o vulnera sus derechos fundamentales. Se trata de un procedimiento esencial para revertir decisiones empresariales arbitrarias y, en caso de éxito, obtener una indemnización adecuada o la readmisión en el puesto de trabajo.

Este proceso está regulado por la normativa laboral española y se inicia ante los Juzgados de lo Social. Antes de acudir a juicio, es obligatorio presentar una papeleta de conciliación ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC), lo que permite intentar una solución amistosa entre las partes.

El plazo para impugnar un despido es de 20 días hábiles a partir de la fecha de efecto del despido. Este plazo es improrrogable, por lo que actuar con rapidez es clave para no perder el derecho a reclamar.

Existen varios motivos por los que un despido puede ser impugnado. Los más frecuentes son la falta de justificación de la causa alegada, errores formales en la carta de despido, ausencia de procedimiento adecuado o indicios de discriminación o represalias. En función del resultado del juicio, el despido puede ser declarado:

  • Procedente: Cuando se acredita que existía una causa válida y el procedimiento se ajustó a derecho.
  • Improcedente: Si no se justifica adecuadamente la causa o se incumple el procedimiento. El empleador deberá optar entre readmitir al trabajador o indemnizarlo.
  • Nulo: Si se demuestra que el despido vulnera derechos fundamentales, como puede ocurrir en casos de embarazo, baja médica o discriminación. En este caso, el trabajador debe ser readmitido con abono de salarios de tramitación.

Para garantizar el éxito en la impugnación, es imprescindible contar con asesoramiento legal desde el primer momento. Un abogado especializado revisará la documentación, preparará la papeleta de conciliación y, si no hay acuerdo, formulará la demanda ante el juzgado. El proceso judicial puede durar varios meses, pero puede traducirse en una compensación económica significativa o en la recuperación del empleo.

En definitiva, impugnar un despido es una herramienta poderosa para defender los derechos del trabajador. No hacerlo por desconocimiento o miedo puede suponer la pérdida de importantes beneficios económicos y legales. Actuar a tiempo, con la ayuda adecuada, es fundamental para lograr justicia laboral.

Plazos legales y requisitos

Uno de los aspectos más determinantes a la hora de reclamar ante un despido es el cumplimiento de los plazos legales y los requisitos establecidos por la normativa laboral. No respetar estos tiempos o no presentar la documentación adecuada puede suponer la pérdida del derecho a impugnar el despido o a percibir una indemnización. Por ello, es crucial conocer qué plazos se aplican en cada fase del proceso y qué pasos deben seguirse para actuar de forma válida.

La legislación laboral española establece con claridad los tiempos máximos para reclamar y los procedimientos que deben seguirse. Desde la fecha efectiva del despido, el trabajador debe estar atento a una serie de acciones que, si no se ejecutan a tiempo, pueden ser rechazadas por el juzgado de lo social.

El plazo para presentar la papeleta de conciliación es de 20 días hábiles desde la fecha de efecto del despido. Este plazo excluye sábados, domingos y festivos, pero no puede ampliarse ni interrumpirse, salvo por causas muy excepcionales.

Además del respeto a los plazos, existen requisitos formales que deben cumplirse para que la reclamación sea admitida. A continuación, se detallan los principales:

  • La carta de despido debe estar firmada y fechada, e incluir los motivos del cese.
  • El trabajador debe conservar copia del documento de despido y del finiquito, si lo hubiese.
  • Para impugnar, es obligatorio presentar primero una papeleta de conciliación ante el SMAC o equivalente autonómico.
  • Si no se alcanza acuerdo en la conciliación, se puede presentar demanda judicial en un nuevo plazo de 20 días hábiles desde la finalización del acto.
  • En casos de despido nulo (por maternidad, discriminación, etc.), debe alegarse de forma explícita en la demanda.

También es importante saber que si el trabajador firma el despido con la expresión “recibí y conforme”, esto puede dificultar una posterior reclamación. Por ello, se recomienda firmar con un “no conforme” para dejar constancia de que no se aceptan las condiciones del despido en ese momento.

En definitiva, cumplir con los plazos legales y los requisitos formales no solo es obligatorio, sino que aumenta significativamente las posibilidades de éxito en cualquier reclamación laboral. Contar con un abogado desde el principio garantiza que todos los pasos se realicen correctamente y dentro del tiempo legal establecido.

Servicio de mediación laboral

La mediación laboral es una herramienta clave para resolver conflictos entre trabajadores y empleadores sin necesidad de acudir a los tribunales. En el contexto de un despido, este servicio actúa como un paso previo obligatorio antes de iniciar una demanda judicial, ofreciendo a ambas partes la oportunidad de llegar a un acuerdo voluntario, rápido y menos costoso. En España, este proceso se lleva a cabo a través del Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación (SMAC) o el órgano equivalente en cada comunidad autónoma.

El principal objetivo de la mediación es evitar el juicio, permitiendo a las partes exponer sus posturas ante un mediador imparcial. Esta figura no impone decisiones, sino que facilita la comunicación y propone vías de solución consensuadas. En muchos casos, se logra pactar una indemnización adecuada o una modificación de las condiciones del despido que satisfaga a ambas partes.

La solicitud de mediación debe presentarse en un plazo máximo de 20 días hábiles desde la fecha efectiva del despido. El proceso de conciliación suspende el cómputo de este plazo hasta la celebración del acto.

Durante el acto de conciliación, el trabajador puede comparecer por sí mismo o, preferiblemente, acompañado de un abogado o representante sindical. La empresa también puede acudir con su asesoría legal. Tras escuchar a ambas partes, el mediador levantará un acta con una de estas tres posibles resoluciones:

  • Con avenencia: Se ha alcanzado un acuerdo entre las partes, que tiene efectos legales vinculantes.
  • Sin avenencia: No se ha llegado a un acuerdo y el trabajador puede interponer demanda judicial.
  • Incomparecencia: Si una de las partes no acude, se deja constancia en el acta, lo que puede afectar negativamente en un juicio posterior.

Este mecanismo no solo promueve soluciones más ágiles, sino que reduce la saturación de los juzgados laborales. Además, en muchas ocasiones permite alcanzar compensaciones más personalizadas y satisfactorias que las impuestas por una sentencia judicial. La mediación laboral refuerza el diálogo entre empleador y trabajador, y debe entenderse como una oportunidad para cerrar el conflicto de manera digna y justa.

En definitiva, el servicio de mediación laboral es un paso estratégico y obligatorio para quienes desean impugnar un despido. Contar con asesoramiento legal especializado durante este proceso es altamente recomendable para negociar con garantías y asegurar una resolución favorable a los intereses del trabajador.

Por qué contratar un abogado laboralista

Enfrentarse a un despido o a cualquier conflicto laboral puede resultar abrumador para la mayoría de los trabajadores, especialmente cuando desconocen los entresijos legales que regulan sus derechos. En este contexto, contar con el respaldo de un abogado laboralista no solo proporciona tranquilidad, sino que también puede marcar una diferencia sustancial en el resultado del proceso. Estos profesionales están especializados en Derecho del Trabajo y conocen en profundidad la normativa, jurisprudencia y estrategias más eficaces para defender los intereses del trabajador.

Muchas personas, por desconocimiento o temor a los costes, optan por enfrentarse solas a procedimientos como la conciliación o la impugnación del despido. Sin embargo, esta decisión puede suponer perder oportunidades clave de conseguir una mejor indemnización, evitar errores procesales o incluso lograr la readmisión cuando el despido es declarado nulo.

Un abogado laboralista no solo defiende tus derechos, sino que también se anticipa a posibles estrategias de la empresa, negocia con conocimiento de causa y representa al trabajador con garantías en todos los procedimientos legales.

Estas son algunas de las razones principales por las que conviene contratar un abogado laboralista ante un despido:

  • Asesoramiento personalizado: Evalúa cada caso de forma individual y orienta sobre la viabilidad de una reclamación.
  • Revisión de documentación: Analiza la carta de despido, el finiquito, el cálculo de indemnización y otros documentos clave.
  • Gestión de plazos: Garantiza que se respeten los plazos legales para interponer reclamaciones o asistir a actos de conciliación.
  • Negociación directa: Interviene en el acto de conciliación o negociaciones previas, buscando el mejor acuerdo posible.
  • Representación judicial: En caso de juicio, el abogado defiende los derechos del trabajador con todos los recursos legales disponibles.

Además, muchos abogados laboralistas ofrecen honorarios flexibles, incluso con fórmulas de pago a éxito, lo que permite acceder a representación legal sin que el aspecto económico sea una barrera. También es frecuente que se ofrezca una primera consulta gratuita para valorar el caso sin compromiso.

En conclusión, contratar un abogado laboralista es una inversión inteligente para quien desea enfrentarse a un despido con seguridad jurídica, estrategia y respaldo profesional. En un momento de incertidumbre, contar con un experto de tu lado marca la diferencia entre conformarse o conseguir justicia laboral.

Preguntas Frecuentes

Ante un despido, es normal que surjan dudas sobre los derechos, procedimientos y tiempos para actuar. A continuación, se presentan algunas de las preguntas más comunes que suelen plantearse los trabajadores en estas situaciones, junto con respuestas claras y útiles para orientarse legalmente. Esta sección busca resolver inquietudes habituales y ofrecer una guía práctica en los primeros pasos tras la finalización del contrato laboral.

¿Qué puedo hacer si no estoy de acuerdo con mi despido?
Si consideras que tu despido es injusto o no está bien justificado, puedes impugnarlo presentando una papeleta de conciliación en el plazo de 20 días hábiles desde la fecha efectiva del despido. Si no se alcanza un acuerdo en el acto de conciliación, puedes acudir al Juzgado de lo Social.

¿Me corresponde siempre una indemnización?
No necesariamente. En los despidos disciplinarios procedentes no se reconoce indemnización, aunque sí el finiquito. En los despidos objetivos e improcedentes, sí corresponde una indemnización calculada en función del salario y la antigüedad.

¿Qué incluye el finiquito?
El finiquito debe reflejar los conceptos pendientes de pago: salario de los días trabajados, vacaciones no disfrutadas, pagas extraordinarias proporcionales y cualquier otra cantidad devengada hasta la fecha del despido.

¿Puedo firmar “no conforme” el documento de despido?
Sí, es una práctica muy recomendable si no estás de acuerdo con el contenido o necesitas más tiempo para revisarlo. Firmar “no conforme” deja constancia de tu desacuerdo y no impide futuras reclamaciones legales.

¿Qué ocurre si no me presento al acto de conciliación?
La incomparecencia puede perjudicar tu posición legal. Es obligatorio asistir o justificar debidamente la ausencia. En caso contrario, tu reclamación podría archivarse sin posibilidad de juicio.

Estas son solo algunas de las inquietudes más frecuentes. Cada caso de despido tiene matices particulares que deben analizarse con detalle. Por eso, contar con un abogado laboralista desde el principio permite actuar con mayor seguridad y eficacia, evitando errores que puedan limitar tus derechos. Si tienes más preguntas, no dudes en buscar asesoramiento legal profesional.

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