
¿Qué hacer si tu jefe no paga la nómina?
Publicado el 28 de agosto de 2025
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Índice
Señales y verificación del impago
Cuando tu jefe no paga la nómina, lo primero es distinguir entre un retraso puntual y un impago real. La pista más evidente es la ausencia de abono en la fecha habitual o dentro de un margen razonable tras el cierre del mes. También son señales de alerta los cambios repentinos en la fecha de pago sin previo aviso, transferencias parciales sin explicación, recortes unilaterales o la falta de entrega del recibo salarial. Verificar con precisión qué ha ocurrido evita pasos precipitados y refuerza tu posición si decides reclamar.
Empieza por revisar tu contrato, los últimos recibos de nómina y los extractos bancarios del periodo afectado. Comprueba si el convenio colectivo fija una fecha concreta de pago o contempla recargos por demora. Recopila evidencias: correos en los que se te prometa un ingreso, capturas de la banca online, nóminas firmadas, justificantes de gastos repercutidos por la empresa, comunicaciones internas donde se reconozcan dificultades de tesorería, etc. Si la empresa entrega el recibo de salario pero no paga, guarda ese documento; si no lo entrega, anota cada solicitud realizada y la respuesta recibida.
Conviene preguntar a compañeros de confianza si están en la misma situación. Una afectación general indica un problema de liquidez o gestión, mientras que un caso aislado podría estar vinculado a incidencias administrativas. No difundas rumores: céntrate en hechos verificables. Si existieron variables (comisiones, bonus, horas extra) pendientes de cierre, distingue esas partidas del salario fijo y solicita un desglose actualizado. Deja constancia escrita de todas tus gestiones; el rastro documental será clave si avanzas a un burofax, una denuncia ante Inspección de Trabajo o una demanda.
Checklist rápido: 1) fecha y cuantía exacta impagada; 2) nóminas/recibos y movimientos bancarios; 3) convenio aplicable; 4) comunicaciones internas y correos; 5) testimonio de otros afectados; 6) desglose de variables pendientes.
Tus derechos y marco legal
El salario es una obligación esencial del empleador. Cuando tu jefe no paga la nómina, surgen varios derechos de protección para el trabajador. En términos generales, puedes reclamar las cantidades debidas, exigir intereses por mora en pagos retrasados y, si el impago es grave y persistente, valorar la extinción del contrato con derecho a indemnización. Además, existen vías administrativas (Inspección de Trabajo) y judiciales (jurisdicción social) para reestablecer tu derecho y cobrar lo adeudado.
Aunque cada caso depende del convenio y del contexto, el ordenamiento laboral protege el cobro puntual del salario. Es habitual que, ante retrasos, se reconozca un recargo por mora y la posibilidad de reclamar no solo el principal, sino también otros conceptos salariales vinculados (pagas extra, complementos o variables devengadas). El plazo para reclamar cantidades salariales suele ser limitado, por lo que conviene actuar sin demora. Conservar pruebas, interrumpir la prescripción mediante reclamación fehaciente y seguir una secuencia ordenada de pasos aumentará tus opciones de éxito.
Otra garantía es que, si la empresa entra en situación de insolvencia, existen mecanismos de cobertura parcial a través de organismos públicos específicos. Eso no significa que debas esperar a que ello ocurra: cuanto antes muevas ficha (primero de forma interna y después por la vía formal), más posibilidades tendrás de recuperar el 100 % o la mayor parte de lo adeudado. También debes saber que reclamar no es motivo válido para sancionarte ni despedirte; si sucediera, habría herramientas legales para impugnar ese comportamiento.
Claves: derecho al salario íntegro y puntual, posibilidad de intereses de demora, plazos de reclamación, vías administrativa y judicial, y opciones frente a incumplimientos graves y continuados.
Comunicación efectiva con la empresa
Antes de escalar el conflicto, intenta una vía dialogada. Redacta un mensaje claro y respetuoso explicando que no has recibido el salario del mes X (o que lo has recibido de forma parcial) e indicando la cuantía exacta pendiente. Pide un plazo de regularización y solicita confirmación por escrito. Este paso, además de práctico, genera un rastro útil de cara a futuras actuaciones. Evita reproches, ironías o amenazas: céntrate en los hechos y en el impacto que el impago tiene sobre ti. Si te proponen un plan de pagos, solicita que sea detallado (importe, fechas, concepto) y firmado por la empresa.
Si hay representantes de los trabajadores o comité de empresa, informa de la situación y pide apoyo. El comité puede mediar, verificar si es un problema colectivo y plantear acciones conjuntas. En ocasiones, una comunicación interna bien articulada acelera la solución. Si trabajas en remoto o en centros pequeños sin representación, refuerza la documentación escrita: envía correo desde tu dirección corporativa y guarda acuses de recibo. Cualquier conversación verbal relevante, resúmela por email ese mismo día (“como hemos hablado…”).
Fija límites temporales razonables para la respuesta. Por ejemplo, 48–72 horas para obtener un compromiso de pago y una fecha cierta. Si no contestan o incumplen, estarás en situación de enviar un requerimiento fehaciente. Mantén la serenidad: el objetivo es cobrar lo adeudado con el menor desgaste. No dejes de cumplir con tus tareas salvo indicación profesional específica; ausentarte podría volverse en tu contra si no está justificado. La comunicación asertiva y un plan de escalado te ahorrarán tiempo y te darán fuerza si más adelante presentas un burofax, acudes a Inspección de Trabajo o interpones demanda.
Tip: cuando pactes un plazo, añade “salvo mejor derecho” y “sin perjuicio de acciones” para no renunciar a reclamar intereses ni a emprender actuaciones si vuelven a incumplir.
Burofax de reclamación
El burofax con certificación de texto y acuse de recibo es la herramienta estándar para reclamar salarios de forma fehaciente cuando tu jefe no paga la nómina. Sirve para interrumpir plazos de prescripción, dejar constancia de la cuantía adeudada y requerir pago inmediato. Redáctalo de forma profesional: identifica a las partes, especifica periodos y conceptos (salario base, complementos, pagas extra prorrateadas o no, variables devengadas), indica la suma total pendiente y fija un plazo breve para el abono (por ejemplo, 5 días hábiles) en la cuenta que señales.
Incluye copia de nóminas, justificantes y cualquier documento que respalde tu cifra. Evita afirmaciones que no puedas probar. Puedes añadir que, de no regularizarse, acudirás a Inspección de Trabajo y a la vía judicial competente, solicitando además los intereses por demora y las costas si proceden. El tono debe ser firme pero técnico, sin descalificaciones. Valora que lo firme un profesional para reforzar su efecto, si bien no es obligatorio. Conserva el resguardo del envío y la certificación de contenido: es una prueba crucial ante conciliación y juicio.
Si la empresa propone un plan de pagos, pide que te lo remitan por escrito y firma solo si estás de acuerdo. Comprueba que incluya fechas, importes y qué ocurre ante incumplimientos (vencimiento anticipado del total). Nunca firmes renuncias generales a futuras reclamaciones o a derechos básicos. Si tu situación económica es apremiante, señala expresamente la urgencia y valora solicitar un anticipo parcial. El burofax también es útil para reclamar variables pendientes cuando ya están devengadas o para exigir la entrega del recibo de salario si no te lo facilitan.
Contenido mínimo recomendado: identificación, periodos impagados, conceptos detallados, cuantía total, cuenta de ingreso, plazo de pago, advertencia de acciones, firma y fecha.
Inspección de Trabajo
Si el impago persiste, puedes presentar denuncia ante la Inspección de Trabajo. Este organismo puede requerir a la empresa, constatar irregularidades y proponer sanciones. La denuncia no sustituye tu reclamación de cobro, pero es un fuerte incentivo para que la empresa regularice. Prepárala con orden: datos de la empresa (CIF, domicilio), descripción clara de los hechos (meses y cuantías impagadas, comunicación previa y respuestas), documentos adjuntos (nóminas, extractos, burofax) y datos de contacto. Puedes pedir reserva de identidad si temes represalias.
La Inspección prioriza casos con afectación colectiva, reincidencia o vulneración grave. Aunque no puede obligar al pago directo, sus actuaciones generan actas y requerimientos que luego son valiosas como prueba en sede judicial. En empresas con problemas continuados, puede activar controles más amplios: retrasos sistemáticos, ocultación de horas, falta de alta o cotización incorrecta. Interponer la denuncia no te impide continuar con los demás pasos; de hecho, suele ser complementaria al burofax y a la conciliación.
Tras presentar la denuncia, atiende las solicitudes de información y aporta cualquier novedad (por ejemplo, nuevos impagos o comunicaciones). Si tu empresa reacciona y abona lo pendiente, guarda justificantes y comunícalo. Si no hay avances, mantén tu hoja de ruta: conciliación y, en su caso, demanda. La clave es no perder el control del calendario. La Inspección es útil para ordenar el escenario y, en muchos supuestos, precipita soluciones amistosas o evidencia incumplimientos que refuerzan tu reclamación.
Recuerda: la denuncia administrativa no te paga el salario, pero ayuda a constatar el incumplimiento y presiona a la empresa para regularizar.
Conciliación SMAC/CMAC
La papeleta de conciliación ante el servicio público (SMAC/CMAC u organismo autonómico equivalente) es, por norma general, un trámite previo a la demanda. Su objetivo es facilitar un acuerdo rápido. En la papeleta debes identificar a las partes, exponer hechos y cantidades debidas, y solicitar el pago con intereses. Adjunta documentación clave o indícala para su exhibición. Es habitual que la presentación de la papeleta suspenda plazos de prescripción mientras se intenta el acuerdo, por lo que conviene presentarla sin dilaciones.
En el acto de conciliación pueden ocurrir tres cosas: acuerdo total (la empresa abona o pacta un calendario firme), acuerdo parcial (se pagan algunas partidas y se discuten otras) o sin avenencia (no hay acuerdo). Si hay acuerdo, procura que conste por escrito con detalle de importes, fechas y medios de pago, y que incluya qué pasa ante incumplimiento. Si no hay avenencia, el acta servirá para habilitar la vía judicial. Mantén una postura profesional: escucha las propuestas, contrasta cifras y protege tus intereses; un mal acuerdo puede ser peor que ir a juicio.
Prepárate para negociar: lleva la cifra exacta, los periodos y una propuesta mínima aceptable. Si hay variables discutidas, muestra el método de cálculo. Si la empresa propone compensar con vacaciones o permisos, recuerda que los descansos no pagan salarios; la compensación debe ser económica salvo que tú aceptes otra cosa muy específica. La conciliación bien preparada ahorra tiempo y costes, y en muchos casos resuelve el conflicto sin necesidad de demanda.
Estrategia: define tu “suelo” (mínimo aceptable) y tu “techo” (objetivo ideal) antes de entrar; evita improvisaciones.
Demanda de cantidad y ejecución
Si no hay acuerdo, la demanda de reclamación de cantidad es la vía para obligar judicialmente al pago. En ella se detallan periodos impagados, conceptos salariales y cuantía total, y se aportan pruebas: nóminas, extractos, comunicaciones y el burofax. El juzgado valorará si el impago está acreditado y dictará sentencia. En muchos casos, si las cifras están claras y la empresa no aporta justificación, el proceso es relativamente directo. El objetivo es obtener un título ejecutivo que permita embargar saldos o bienes si no pagan voluntariamente.
Además del principal, puedes solicitar intereses de demora y actualizaciones que correspondan. Si la empresa alega errores o variables no cerradas, prepara tu cálculo con rigor (base, complementos, prorrata de extras, horas extra, comisiones devengadas). Si la compañía reconoce la deuda pero no paga, la ejecución forzosa del fallo permitirá trabar embargos y cobros a terceros. Para casos de insolvencia, existen coberturas públicas parciales; conviene informarse con antelación para encadenar bien los pasos y no perder tiempo entre resoluciones.
Durante el proceso, mantén registro actualizado de nuevos impagos para acumularlos o reclamarlos en procedimientos separados si fuera necesario. Evita acuerdos verbales de última hora sin garantías: si aceptas un fraccionamiento, exige que conste en documento homologado o con garantías de cumplimiento. Y recuerda que el objetivo no es “ganar” un pleito, sino cobrar lo que te corresponde con seguridad jurídica y en el menor tiempo posible.
Documentación clave: nóminas, convenios aplicables, cálculo detallado por meses, burofax, acta de conciliación y cualquier reconocimiento escrito de la deuda.
Extinción indemnizada por impago
Cuando el impago es grave y persistente, puede valorarse la extinción del contrato con derecho a indemnización. Esta opción se reserva para incumplimientos relevantes (retrasos continuados, impagos de varias nóminas o situaciones que hagan inviable la relación). No es una decisión menor: implica finalizar tu vínculo laboral y reclamar una indemnización similar a la prevista para determinados supuestos. Para sostenerla, deberás demostrar la gravedad y la reiteración, por lo que la documentación acumulada (burofax, correos, nóminas, testigos) es esencial.
Antes de dar este paso, analiza tus alternativas: ¿es viable un acuerdo de pago? ¿La empresa muestra signos de recuperación o, por el contrario, se agrava la situación? También sopesa tu empleabilidad, la existencia de ofertas y tu capacidad financiera para afrontar una transición. Solicita asesoramiento profesional para calibrar riesgos, tiempos y expectativas. En algunos casos, optar por la extinción evita meses de incertidumbre; en otros, un plan de pagos serio puede resultarte más ventajoso.
Si decides extinguir, prepara una estrategia procesal alineada con tu reclamación de cantidades. La coherencia entre los hechos relatados (fechas, cuantías, requerimientos, negativa a pagar) y la petición de extinción es clave. Mantén siempre el foco en los elementos objetivos: reiteración del impago, perjuicio económico y ausencia de respuesta eficaz por parte de la empresa. Un expediente bien armado no solo facilita el reconocimiento judicial, sino que empuja a la empresa a negociar soluciones más rápidas.
Consejo: utiliza una cronología detallada de impagos y comunicaciones; es la base para acreditar la gravedad y la continuidad del incumplimiento.
Situaciones especiales y casos comunes
No todos los impagos son iguales. A veces se abona el fijo pero faltan variables; otras, se paga fuera de plazo; en ocasiones, existen dudas sobre horas extra o complementos. Si el problema se limita a variables de cuantía discutida, solicita el cálculo y los criterios (objetivos, porcentajes, topes). Si el retraso es puntual y justificado, puedes aceptar un pago inmediato sin intereses, dejando constancia de que no supone renuncia a futuros derechos. Si hay atrasos recurrentes, activa el burofax y la conciliación cuanto antes para cortar la dinámica.
En empresas en reestructuración, ERTES o cambios societarios, puede haber confusiones sobre quién debe pagar. Identifica a tu empleador real (quién firma nóminas y cotiza por ti) y dirige a él la reclamación. Si detectas deducciones extrañas (por ejemplo, anticipos no solicitados), pide aclaración y regularización. Si te despiden en medio del impago, reclama tanto la liquidación como las nóminas pendientes; un procedimiento puede acumular las pretensiones si están conectadas.
Cuando la empresa es insolvente o deja de operar de facto, infórmate sobre las coberturas públicas que, con límites y condiciones, pueden responder de ciertas cantidades salariales e indemnizaciones. Para aprovecharlas, debes encadenar bien los pasos procesales y acreditar la deuda. En escenarios con varios afectados, coordinarse facilita pruebas y reduce costes. Y si trabajas a comisión, conserva informes de ventas y metas alcanzadas; son la base para reclamar variables devengadas.
Errores habituales: esperar demasiado, no dejar rastro escrito, aceptar acuerdos verbales sin garantías, mezclar conceptos salariales y extrasalariales sin distinguirlos, o calcular mal las cantidades.
Preguntas frecuentes
¿Cuánto tiempo espero antes de reclamar formalmente? Si pasan unos días desde la fecha habitual sin ingreso ni explicación, escribe primero a la empresa pidiendo regularización inmediata y una fecha cierta. Si no hay respuesta o incumplen, envía un burofax en el corto plazo. Actuar pronto protege tus derechos y evita que se acumulen atrasos.
¿Puedo cobrar intereses por el retraso? Cuando existe pago tardío, suele proceder un recargo por mora sobre las cantidades debidas. Inclúyelo en tu reclamación y documenta la fecha en la que debió abonarse cada mensualidad. La base es demostrar el retraso y la cuantía afectada.
¿La denuncia ante Inspección me paga el salario? No. La Inspección puede sancionar y requerir a la empresa, pero para cobrar tendrás que alcanzar un acuerdo en conciliación o presentar demanda y, si hace falta, ejecutar la sentencia. Aun así, la denuncia refuerza tu posición y acelera soluciones.
¿Qué pasa si la empresa no tiene dinero? Si no paga voluntariamente, podrás ejecutar la sentencia con embargos. Si hay insolvencia, existen coberturas públicas parciales para determinadas partidas. Coordina los pasos para no perder plazos y aportar toda la documentación necesaria.
¿Puedo dejar de ir a trabajar si no me pagan? La falta de pago no autoriza automáticamente la ausencia. Valora las vías formales: burofax, conciliación, demanda o, en supuestos graves y persistentes, la petición de extinción indemnizada del contrato. Evita decisiones que puedan perjudicar tu posición.
Nota final: cada caso tiene matices (convenio, variables, antigüedad, situación de la empresa). Documenta todo y sigue una hoja de ruta: verificación, comunicación, burofax, Inspección, conciliación y, si procede, demanda.