¿Cuándo se considera negligencia médica?

¿Cuándo se considera negligencia médica?

Publicado el 07 de junio de 2025


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Introducción

La negligencia médica es un concepto que genera inquietud tanto en pacientes como en profesionales de la salud. Se refiere a una falta de diligencia o atención por parte del personal sanitario que ocasiona un daño al paciente. En un contexto en el que la confianza entre médico y paciente es fundamental, los errores médicos pueden tener consecuencias devastadoras, tanto físicas como psicológicas y económicas. Comprender cuándo se considera que ha existido negligencia médica es esencial para que los afectados puedan ejercer sus derechos y buscar una reparación justa.

En el ámbito jurídico, la negligencia médica no se presume: debe ser demostrada a través de evidencias que prueben que el profesional actuó fuera del estándar de atención que se espera en su especialidad. Esto implica un análisis técnico y legal detallado, en el que intervienen informes periciales, documentos clínicos, y en muchos casos, el testimonio de expertos. Por ello, es fundamental que los afectados estén informados no solo de sus derechos, sino también del proceso que conlleva iniciar una reclamación por mala praxis.

La negligencia médica no solo abarca errores durante una intervención quirúrgica. También puede presentarse por omisiones en el diagnóstico, falta de seguimiento adecuado, errores en la medicación, o ausencia de consentimiento informado. Cada uno de estos supuestos puede generar responsabilidad si se demuestra que el daño sufrido era evitable y que hubo una conducta negligente.

Este artículo tiene como objetivo ofrecer una guía completa sobre los aspectos fundamentales que rodean la negligencia médica. Exploraremos qué elementos la configuran, los distintos tipos que existen, y cómo se puede demostrar legalmente. También abordaremos los plazos legales para reclamar, las indemnizaciones que se pueden solicitar y el procedimiento habitual en este tipo de casos. Además, incluiremos una sección con preguntas frecuentes para resolver las dudas más comunes de los afectados.

  • ¿Qué conductas pueden considerarse negligentes?
  • ¿Cómo sé si tengo derecho a una compensación?
  • ¿Cuáles son los plazos legales para denunciar?
  • ¿Qué pruebas necesito para demostrar negligencia?

En definitiva, conocer cuándo se configura una negligencia médica no solo permite proteger los derechos del paciente, sino que también contribuye a mejorar la calidad del sistema sanitario al fomentar la transparencia, la responsabilidad profesional y la prevención de errores. A lo largo de las siguientes secciones, desgranaremos cada aspecto clave para que puedas afrontar este tipo de situaciones con información clara y útil.

¿Qué es la negligencia médica?

La negligencia médica es una forma de responsabilidad profesional que se produce cuando un profesional de la salud —ya sea médico, enfermero, cirujano o cualquier otro miembro del personal sanitario— no actúa conforme a los estándares aceptados por la comunidad médica y, como consecuencia, causa un daño al paciente. Este concepto jurídico parte de la base de que existe una obligación de diligencia por parte del profesional, y su incumplimiento, voluntario o no, puede derivar en una reclamación legal por parte del afectado.

Es importante destacar que no todo error médico constituye negligencia. Para que pueda considerarse como tal, deben concurrir varios elementos fundamentales, como la existencia de una relación médico-paciente, un incumplimiento del deber de cuidado, un daño concreto y una relación causal directa entre ese daño y la conducta negligente. Solo en presencia de estos elementos se puede hablar de una posible negligencia médica que justifique una indemnización o acción judicial.

El concepto de “lex artis ad hoc” es clave para valorar la actuación médica. Se refiere al conjunto de normas, protocolos y buenas prácticas que rigen el ejercicio profesional en un contexto determinado. Si el profesional actúa dentro de estos parámetros, no se le puede imputar negligencia, incluso si el resultado no es el esperado.

La negligencia médica puede presentarse de múltiples formas. Algunas de las más comunes incluyen:

  • Errores en el diagnóstico o retrasos injustificados en detectar una enfermedad.
  • Prescripción errónea de medicamentos o tratamientos inadecuados.
  • Falta de consentimiento informado previo a una intervención.
  • Negligencias durante cirugías, partos o procedimientos invasivos.
  • Ausencia de seguimiento posterior adecuado que derive en complicaciones evitables.

En el sistema legal español, la negligencia médica se puede reclamar por la vía civil, penal o administrativa, dependiendo del tipo de centro (público o privado) y del profesional implicado. La vía más común suele ser la civil, a través de la cual se busca una indemnización económica por los daños sufridos.

En definitiva, la negligencia médica no solo representa una falla en el deber de cuidado profesional, sino también una ruptura en la confianza depositada por el paciente. Reconocer cuándo se produce y actuar en consecuencia es fundamental para proteger los derechos de los pacientes y fomentar una práctica médica más segura y ética.

Elementos que configuran una negligencia médica

Para que una situación sea considerada legalmente como negligencia médica, no basta con que exista un error o una insatisfacción por parte del paciente. Es imprescindible que se cumplan una serie de elementos clave que configuran jurídicamente este tipo de responsabilidad. Estos elementos permiten establecer si el profesional de la salud actuó de forma incorrecta y si existe una base para reclamar daños y perjuicios.

En el contexto jurídico y sanitario, se identifican cuatro elementos esenciales que deben concurrir simultáneamente para hablar de una verdadera negligencia médica. La ausencia de cualquiera de ellos puede invalidar una posible reclamación, aunque el paciente haya sufrido un daño. Estos elementos son los siguientes:

  • Relación médico-paciente: Debe existir un vínculo contractual o asistencial entre el profesional y el paciente, que implique una obligación de cuidado y seguimiento por parte del primero.
  • Incumplimiento del deber de cuidado: El profesional debe haber actuado fuera de los estándares médicos aceptados, es decir, de la “lex artis ad hoc”, ya sea por acción u omisión.
  • Daño o perjuicio al paciente: Es necesario que el paciente haya sufrido un daño físico, psicológico o patrimonial como consecuencia de la actuación médica.
  • Nexo causal: Debe demostrarse que el daño es consecuencia directa del incumplimiento del deber de cuidado, y no de otros factores ajenos a la actuación del profesional.

La jurisprudencia destaca que no toda complicación o resultado adverso implica negligencia. Solo cuando se demuestra que el profesional no actuó conforme a lo que se esperaría de un médico razonablemente competente en su especialidad, puede considerarse que existe responsabilidad.

Estos elementos deben ser analizados de manera conjunta y no de forma aislada. Por ejemplo, aunque exista un daño evidente, si no se puede probar que fue causado por una actuación negligente, la reclamación no prosperará. Asimismo, puede ocurrir que el profesional haya cometido un error leve, pero si no generó ningún perjuicio real, tampoco habrá base legal para una demanda.

Por esta razón, contar con asesoramiento legal y peritaje médico especializado es clave para evaluar correctamente si se cumplen todos los elementos que configuran una negligencia médica y, en consecuencia, si se puede iniciar un procedimiento con garantías de éxito.

Tipos más comunes de negligencia médica

La negligencia médica puede manifestarse de múltiples formas a lo largo del proceso asistencial, desde la atención primaria hasta intervenciones quirúrgicas complejas. Conocer los tipos más frecuentes permite a los pacientes identificar posibles situaciones irregulares y tomar decisiones informadas respecto a sus derechos. A continuación, se describen los casos más habituales en los que la mala praxis médica suele estar presente.

  • Errores de diagnóstico: Se producen cuando un profesional no detecta una enfermedad existente (diagnóstico erróneo) o tarda en hacerlo (diagnóstico tardío), lo que impide un tratamiento oportuno y puede agravar la patología.
  • Errores en la medicación: Incluyen la administración incorrecta de fármacos, dosis inadecuadas, combinación de medicamentos incompatibles o errores en la prescripción, que pueden generar reacciones adversas graves.
  • Negligencias quirúrgicas: Van desde la realización de una cirugía equivocada, la omisión de protocolos de seguridad o la presencia de objetos olvidados dentro del paciente, hasta errores durante la anestesia.
  • Falta de consentimiento informado: Ocurre cuando el paciente no recibe información clara, suficiente y comprensible sobre los riesgos, alternativas y naturaleza del procedimiento médico antes de su realización.
  • Seguimiento deficiente o abandono del tratamiento: Cuando el médico no realiza un control adecuado del paciente tras una intervención o tratamiento, lo que puede provocar complicaciones previsibles que habrían podido evitarse.
  • Errores en partos: Negligencias obstétricas que afectan tanto a la madre como al recién nacido, como el uso incorrecto de fórceps, cesáreas tardías o no detectar signos de sufrimiento fetal a tiempo.

Aunque estos son los casos más recurrentes, la negligencia médica puede presentarse en cualquier ámbito del cuidado sanitario. La clave está en determinar si el profesional actuó conforme a los estándares médicos y si su conducta causó un daño evitable.

Cada uno de estos tipos de negligencia requiere un análisis individualizado y técnico, en el que se evalúe la actuación médica frente a la “lex artis” aplicable al caso. Por ello, es recomendable que el paciente recopile toda la documentación clínica disponible, solicite segundas opiniones y consulte con abogados especializados en derecho sanitario para determinar si existe base suficiente para iniciar una reclamación.

Identificar correctamente el tipo de negligencia es esencial no solo para reclamar con éxito, sino también para sensibilizar sobre la importancia de una atención médica responsable, rigurosa y centrada en el bienestar del paciente.

¿Cómo se prueba una negligencia médica?

Probar una negligencia médica es uno de los aspectos más complejos dentro de un procedimiento de reclamación sanitaria. No basta con afirmar que hubo un error; es necesario demostrar con evidencias concretas que el profesional actuó fuera de los estándares médicos aceptados y que esa actuación fue la causa directa del daño sufrido por el paciente. Esta carga probatoria recae sobre quien reclama, por lo que es esencial contar con una estrategia clara y documentada desde el inicio.

A continuación, se detallan los pasos fundamentales para probar una negligencia médica de forma efectiva:

  • Recopilación de la historia clínica: Obtener el historial médico completo es esencial. Debe incluir informes, pruebas diagnósticas, tratamientos aplicados, hojas de consentimiento y notas de seguimiento.
  • Informe pericial médico: Un experto independiente analiza la actuación del profesional desde el punto de vista técnico. Este informe es clave para determinar si se incumplió la “lex artis” y establecer el nexo causal con el daño.
  • Documentación del daño: Se deben aportar pruebas que acrediten el perjuicio sufrido: informes psicológicos, certificados de incapacidad, fotografías, gastos médicos, etc.
  • Testimonios y pruebas adicionales: En algunos casos, pueden ser útiles las declaraciones de testigos, familiares o incluso otros profesionales que participaron en la atención médica.

El informe pericial no es solo una recomendación: es una pieza imprescindible en casi todos los procedimientos por negligencia. Sin este documento, la reclamación suele ser desestimada por falta de soporte técnico especializado.

En cuanto a los procesos judiciales, es posible acudir a la vía civil, penal o contencioso-administrativa, dependiendo de si el profesional trabaja en un centro privado o público. En todos los casos, la prueba de la negligencia debe ser clara, convincente y técnicamente fundamentada. Además, conviene recordar que los tribunales no suelen admitir reclamaciones basadas únicamente en percepciones subjetivas o insatisfacción personal con el resultado del tratamiento.

Contar con un abogado especializado en derecho sanitario es fundamental para dirigir correctamente el proceso, solicitar las pruebas pertinentes en tiempo y forma, y presentar la reclamación con las máximas garantías legales. La correcta preparación del expediente probatorio marca la diferencia entre una reclamación exitosa y una desestimada.

Plazos para reclamar por negligencia médica

Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta a la hora de iniciar una reclamación por negligencia médica es el plazo legal para hacerlo. No respetar estos plazos puede suponer la pérdida del derecho a exigir responsabilidades, por lo que es crucial conocer bien los tiempos establecidos según el tipo de procedimiento y la entidad implicada, ya sea un centro público o privado.

En España, el plazo para reclamar varía en función de la vía jurídica utilizada y la naturaleza del centro sanitario. A continuación, se detallan los plazos más habituales:

  • Vía civil (centros privados): El plazo general es de 1 año desde que se conoce el alcance del daño o se produce su estabilización. En algunos casos puede aplicarse el plazo de 5 años si se encuadra como responsabilidad contractual.
  • Vía contencioso-administrativa (centros públicos): Se dispone de 1 año desde que el perjudicado tiene conocimiento del daño efectivo, evaluable y definitivo.
  • Vía penal: El plazo de prescripción dependerá del tipo de delito. Por ejemplo, el delito de lesiones por imprudencia grave prescribe a los 5 años, mientras que en casos de homicidio por imprudencia el plazo es de 10 años.

Es importante destacar que el cómputo del plazo no siempre comienza con el hecho negligente, sino cuando el paciente tiene conocimiento claro del daño y de su relación con la actuación médica. Por ello, el informe pericial suele ser clave también para determinar este momento.

Además, en ciertos casos se puede interrumpir el plazo de prescripción mediante acciones formales como la presentación de una reclamación previa, la solicitud de historia clínica o la interposición de una denuncia. Estas actuaciones deben realizarse correctamente para que surtan efecto jurídico, por lo que contar con asesoramiento especializado es esencial.

En resumen, conocer y respetar los plazos para reclamar por negligencia médica es un factor determinante para el éxito de cualquier procedimiento legal. La rapidez en recopilar pruebas, obtener informes periciales y formalizar la reclamación es clave para proteger los derechos del paciente y evitar que el caso quede archivado por prescripción.

Compensaciones e indemnizaciones posibles

Cuando una persona ha sido víctima de una negligencia médica, tiene derecho a reclamar una compensación económica por los daños sufridos. Estas indemnizaciones tienen como objetivo reparar, en la medida de lo posible, las consecuencias físicas, psicológicas y económicas derivadas del error médico. La cuantía y el tipo de compensación dependerán de la gravedad del daño, del impacto en la vida del paciente y del tipo de responsabilidad reconocida.

Las compensaciones pueden solicitarse tanto en la vía civil como en la contencioso-administrativa, dependiendo de si el centro sanitario es privado o público. En ambos casos, el cálculo de la indemnización tiene en cuenta diversos factores que deben ser correctamente acreditados a través de informes médicos, periciales y documentación económica.

  • Daño físico: Incluye secuelas permanentes, pérdida de funcionalidad, intervenciones adicionales necesarias o agravamiento del estado de salud.
  • Daño psicológico: Trastornos emocionales o mentales derivados del error, como ansiedad, depresión o estrés postraumático.
  • Lucro cesante: Pérdida de ingresos por baja laboral, incapacidad temporal o permanente, así como impacto en la capacidad de trabajar en el futuro.
  • Gastos médicos: Costes adicionales en tratamientos, medicamentos, prótesis, rehabilitación o asistencia domiciliaria no cubiertos por el sistema público.
  • Daño moral: Compensación por el sufrimiento personal y la afectación a la calidad de vida del paciente o de sus familiares.

En casos graves, como fallecimiento del paciente, los familiares también pueden reclamar indemnización por los daños sufridos, tanto materiales como morales, según lo establecido por el baremo de tráfico adaptado a la responsabilidad médica.

El importe final puede variar considerablemente en función del caso, pero siempre debe estar respaldado por un informe pericial que cuantifique los daños de forma objetiva. No existe una tabla única para calcular indemnizaciones por negligencia médica, aunque los tribunales suelen usar el baremo de accidentes de tráfico como referencia orientativa.

Para garantizar una reclamación exitosa y obtener la mayor indemnización posible, es fundamental contar con asesoramiento legal especializado y reunir pruebas médicas y económicas de forma rigurosa. Cada caso es único, y la correcta valoración de los daños marcará la diferencia en el resultado final.

Errores médicos relevantes en la jurisprudencia

La jurisprudencia española ha abordado numerosos casos de negligencia médica, aportando claridad sobre los límites de la responsabilidad sanitaria y los criterios para valorar si ha existido o no mala praxis. Analizar sentencias relevantes permite entender cómo los tribunales interpretan conceptos como la “lex artis”, el consentimiento informado y el nexo causal entre la actuación médica y el daño producido.

A continuación, se presentan algunos tipos de errores médicos que han sido considerados negligentes en la jurisprudencia y que pueden servir como referencia para futuros casos:

  • Diagnóstico erróneo o tardío: Numerosas sentencias han condenado a profesionales por no haber solicitado pruebas clave o por interpretar incorrectamente los resultados, provocando un tratamiento inadecuado o la pérdida de oportunidad terapéutica.
  • Falta de consentimiento informado: El Tribunal Supremo ha reiterado que la omisión de información detallada sobre riesgos y alternativas de tratamiento supone una vulneración del derecho del paciente y genera responsabilidad por daño moral.
  • Errores quirúrgicos: Casos como la realización de una intervención sobre el órgano equivocado o la presencia de material quirúrgico olvidado dentro del cuerpo del paciente han sido objeto de condenas firmes por imprudencia profesional.
  • Retrasos injustificados en la atención: La falta de actuación urgente en situaciones críticas, como infartos o partos con complicaciones, también ha sido reconocida como negligencia por no cumplir con los tiempos asistenciales razonables.

En una sentencia destacada, el Tribunal Supremo confirmó la responsabilidad de un hospital público por no haber detectado un tumor pese a síntomas persistentes durante más de un año. El retraso en el diagnóstico redujo significativamente la esperanza de vida del paciente, y la indemnización superó los 250.000 euros.

Estas resoluciones evidencian la necesidad de actuar conforme a protocolos clínicos y comunicar de manera clara al paciente todos los aspectos relevantes de su tratamiento. La jurisprudencia también subraya que no todo resultado adverso implica negligencia, sino que debe demostrarse una desviación de los estándares aceptados.

Conocer este tipo de antecedentes judiciales puede ayudar a las víctimas de negligencias médicas a identificar situaciones similares y fortalecer sus reclamaciones con precedentes que respaldan su postura. Además, los abogados especializados utilizan estas sentencias para argumentar sus casos y reforzar el contenido probatorio.

Preguntas frecuentes

La negligencia médica genera muchas dudas entre los pacientes, especialmente cuando se enfrentan por primera vez a una situación legal en el ámbito sanitario. A continuación, respondemos a algunas de las preguntas más comunes para ayudar a clarificar conceptos clave y guiar a quienes están valorando una posible reclamación.

¿Qué diferencia hay entre una complicación médica y una negligencia?
Una complicación médica puede surgir incluso cuando el profesional actúa correctamente, ya que ciertos riesgos son inherentes a algunos tratamientos. En cambio, la negligencia implica una actuación inadecuada, fuera de los estándares médicos, que genera un daño evitable.

¿Puedo reclamar si firmé el consentimiento informado?
Sí. El consentimiento informado no exonera al profesional de su deber de actuar conforme a la “lex artis”. Si hubo un error técnico, diagnóstico o de tratamiento que causó daño, se puede reclamar aunque se haya firmado dicho documento.

¿Cuánto tiempo tarda un proceso de reclamación por negligencia médica?
Depende de la vía elegida (civil, penal o administrativa) y de la complejidad del caso. De forma general, un proceso puede durar entre 1 y 3 años. Si se llega a un acuerdo extrajudicial, los tiempos pueden reducirse considerablemente.

¿Necesito un abogado especializado?
Es altamente recomendable. El derecho sanitario es una materia compleja que requiere conocimientos específicos. Un abogado especializado podrá valorar el caso, recopilar las pruebas necesarias y defender eficazmente los intereses del paciente.

¿Qué coste tiene iniciar una reclamación?
El coste varía según el tipo de procedimiento y los profesionales implicados (abogado, procurador, perito médico). Algunos despachos ofrecen la posibilidad de trabajar con honorarios condicionados al éxito del caso, lo que reduce el riesgo económico para el cliente.

Estas preguntas frecuentes buscan ofrecer una primera orientación, pero cada caso de negligencia médica es único y requiere un análisis personalizado. Si sospechas que has sido víctima de una mala praxis, lo más recomendable es consultar con un profesional para evaluar tu situación concreta.

Conclusión

La negligencia médica representa una de las situaciones más delicadas dentro del ámbito sanitario, ya que no solo pone en juego la salud del paciente, sino también la confianza depositada en el sistema de atención. A lo largo de este artículo hemos explorado qué se entiende por negligencia médica, los elementos que la configuran, los tipos más comunes, los pasos para demostrarla legalmente y los derechos del paciente a recibir una compensación justa.

Una actuación profesional que se aleja de la “lex artis” puede tener consecuencias graves. Sin embargo, no todas las complicaciones médicas son atribuibles a una mala praxis, por lo que resulta esencial realizar un análisis objetivo y técnico de cada caso. Contar con documentación clínica, informes periciales y asesoramiento legal son pasos fundamentales para iniciar cualquier reclamación con garantías.

Los tribunales valoran cada caso con criterios técnicos y jurídicos, por lo que actuar con preparación, dentro de los plazos legales y con pruebas bien estructuradas es clave para obtener una resolución favorable.

Además, conocer la jurisprudencia previa puede aportar perspectiva sobre qué errores han sido considerados negligentes en el pasado y cómo se han resuelto casos similares. Esto no solo fortalece la base argumental de la reclamación, sino que también otorga mayor seguridad jurídica al paciente.

En definitiva, ante la sospecha de una negligencia médica, lo más prudente es actuar con prontitud, informarse correctamente y buscar ayuda profesional. La reclamación no solo busca una compensación económica, sino también el reconocimiento del daño sufrido y la posibilidad de prevenir futuros errores similares en el ámbito sanitario.

Si has experimentado una situación que crees que puede constituir negligencia médica, no estás solo. Existen mecanismos legales para proteger tus derechos y profesionales capacitados para ayudarte a dar el paso hacia una solución justa.

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