
¿Cómo actuar si recibo una demanda civil?
Publicado el 13 de septiembre de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 9 min
Índice
- Qué es una demanda civil
- Primeros pasos tras la notificación
- Plazos procesales clave
- Revisión de la demanda y análisis de riesgos
- Elección de abogado y procurador
- Cómo contestar a la demanda
- Estrategia probatoria y cautelares
- Negociación, mediación y acuerdos
- Desarrollo del juicio y resultados
- Preguntas frecuentes
Qué es una demanda civil
Una demanda civil es el escrito con el que una persona o entidad (demandante) inicia un proceso judicial para reclamar un derecho o reparar un daño frente a otra (demandado). En ella se exponen hechos, fundamentos jurídicos y una petición concreta —por ejemplo, el pago de una deuda, el cumplimiento de un contrato, la resolución de un arrendamiento o una indemnización por daños y perjuicios—. Al recibirla, se abre una oportunidad para que el demandado ejerza su defensa, aporte pruebas y, en su caso, proponga soluciones alternativas como la mediación o un acuerdo extrajudicial. Entender la naturaleza de la demanda civil es clave para dimensionar su alcance y reaccionar a tiempo.
El procedimiento civil se rige por normas procesales que fijan el modo de presentar escritos, la forma de practicar notificaciones y los momentos en los que pueden proponerse y practicar pruebas. Estas reglas buscan garantizar un trámite con igualdad de armas: cada parte debe poder alegar y contradecir. No todas las demandas civiles siguen el mismo cauce: existen procesos ordinarios, verbales, monitorios y cambiarios, cada uno con umbrales económicos, características y plazos propios. Saber en cuál te encuentras te permitirá anticipar qué actuaciones vendrán después.
Idea clave: recibir una demanda civil no implica perder el caso; marca el inicio de un proceso con plazos estrictos en el que podrás defenderte, negociar o incluso reconvenir (formular tu propia reclamación) si procede.
- Demandante: quien reclama ante el juzgado.
- Demandado: quien debe responder a la reclamación.
- Pretensión: lo que se solicita al juez (pago, cumplimiento, desalojo, etc.).
- Jurisdicción y competencia: juzgado que conoce del asunto.
Primeros pasos tras la notificación
La notificación de una demanda civil llega normalmente a través del servicio común de notificaciones o por correo certificado, con acuse de recibo. Desde ese momento comienzan a contar plazos procesales que, en general, son breves. Lo primero es conservar el sobre y el justificante de recepción; lo segundo, leer con calma el contenido: demanda, documentos adjuntos, providencias, señalamientos o requerimientos. Evita contestar impulsivamente al demandante fuera del juzgado y no ignores la comunicación: el silencio puede acarrear rebeldía procesal.
Anota las fechas clave y localiza el juzgado, el número de procedimiento y el tipo de proceso. Si existe un requerimiento de pago, cumplimiento o de aportar documentación, verifica el plazo otorgado. Contacta cuanto antes con un abogado especialista en civil y, si es preceptivo, con un procurador de los tribunales del partido judicial correspondiente. Reúne contratos, facturas, correos, capturas, informes y cualquier evidencia que respalde tu posición; ordénalos cronológicamente para agilizar el análisis jurídico.
Checklist inmediato: confirmar fecha de recepción, identificar el tipo de proceso, recopilar documentación esencial, pedir cita con abogado y valorar opciones de acuerdo temprano.
- No manipules documentos originales; trabaja con copias.
- Evita publicaciones sobre el caso en redes sociales.
- Prepara un relato de hechos claro y cronológico.
- Guarda pruebas digitales con sello de tiempo cuando sea posible.
Plazos procesales clave
Los plazos procesales son la columna vertebral de tu defensa en una demanda civil. Su cómputo acostumbra a realizarse por días hábiles, excluyendo sábados, domingos y festivos, aunque hay particularidades. Perder un plazo puede derivar en preclusión: ya no podrás realizar ese acto procesal (por ejemplo, contestar a la demanda o proponer determinadas pruebas). Por ello, desde la recepción de la notificación, planifica hacia atrás: fija una fecha límite interna para tener el borrador de la contestación y otra para recopilar y verificar pruebas.
En procesos verbales y ordinarios los plazos para contestar difieren, y también las fases posteriores como audiencia previa, vista y juicio. Además, pueden existir requerimientos con plazos específicos: subsanar defectos, aportar poder para pleitos, responder a oficios o cumplir medidas cautelares. En determinados supuestos cabe solicitar prórrogas o ampliaciones de plazo por causas justificadas, pero no es lo habitual; confía en la previsión y en la coordinación estrecha con tu abogado y procurador.
Consejo práctico: define un calendario con hitos semanales, integrando el tiempo necesario para revisión jurídica, maquetación de la contestación y validaciones finales. Usa recordatorios y control de versiones.
- Cómputo en días hábiles y control de festivos locales.
- Preclusión: cada fase cierra oportunidades.
- Hitos internos: borrador, revisión, firma y presentación.
- Coordina entregas con procurador para registrar en plazo.
Revisión de la demanda y análisis de riesgos
Antes de responder, realiza un análisis técnico de la demanda civil. Identifica la pretensión, la cuantía y la base contractual o extracontractual. Comprueba si el demandante ha aportado pruebas suficientes, si existen cláusulas abusivas, incumplimientos recíprocos o excepciones procesales (falta de legitimación, litispendencia, cosa juzgada, incompetencia territorial). Evalúa probabilidades de éxito y escenarios: desde la desestimación íntegra hasta una eventual condena parcial con costas. Esta matriz de riesgos debe orientar la estrategia: contestar con firmeza, abrir una vía de acuerdo o reconvenir.
Una lectura crítica se enfoca en debilidades: contradicciones en los hechos, fechas que no encajan, documentos sin firma, presupuestos no aceptados, mensajes fuera de contexto o peritajes sin metodología. También detecta fortalezas: incumplimientos claros, reconocimientos de deuda, correos de aceptación o entregas acreditadas. Con esa radiografía, diseña una narrativa coherente y respalda cada afirmación con prueba. Recuerda: un buen escrito no solo niega; explica, ordena y propone alternativas realistas.
Plantilla útil: resumen de hechos, puntos controvertidos, objeciones procesales, argumentos de fondo, análisis probatorio, riesgos/costos, propuesta de acuerdo y plan de acción por fases.
- Mapea contradicciones y lagunas documentales.
- Valora peritajes: alcance, método y credibilidad.
- Cuantifica la exposición económica (principal, intereses, costas).
- Define líneas rojas y margen de negociación.
Elección de abogado y procurador
Contar con un abogado especializado en derecho civil marca la diferencia en cómo encaras una demanda civil. Busca experiencia en el tipo de asunto (arrendamientos, contratos, responsabilidad civil, consumo, propiedad) y pide referencias. La comunicación debe ser fluida: un buen profesional escucha, pregunta y traduce lo complejo a decisiones claras. El procurador, por su parte, es el representante procesal encargado de las gestiones ante el juzgado: presentación de escritos, recepción de notificaciones y coordinación de señalamientos.
Acordad honorarios y alcance del servicio por escrito: incluye fases, entregables (borradores, contestación, asistencia a vistas), tiempos de respuesta y política de comunicación. Pregunta por costes previsibles: tasas, peritajes, edictos, burofaxes, copias certificadas. Si se valora la mediación o el arbitraje, integra estas vías en la propuesta inicial. La transparencia financiera y la planificación reducen sorpresas y ayudan a decidir cuándo insistir, cuándo negociar y cuándo cerrar un acuerdo razonable.
Puntos a verificar: especialización, disponibilidad, estrategia, presupuesto, gestión de pruebas y plan de contingencia ante escenarios adversos.
- Solicita cronograma y fechas internas de entrega.
- Define canales: correo, teléfono y reuniones periódicas.
- Confirma si harán simulación de interrogatorios y vistas.
- Revisa cláusulas de éxito, suplidos y provisiones de fondos.
Cómo contestar a la demanda
La contestación a la demanda civil es el documento central de tu defensa. Debe responder a cada hecho alegado por el demandante, negando, admitiendo o matizando, y aportar una versión completa de los hechos propios. La estructura recomendable incluye: antecedentes, hechos, fundamentos de derecho, prueba que se propone y suplica al juzgado. La claridad narrativa y la coherencia probatoria son esenciales: cada afirmación debe enlazar con un documento, testimonio o informe pericial.
Valora plantear excepciones procesales al inicio cuando proceda (incompetencia, litispendencia, cosa juzgada, falta de legitimación) y, en su caso, reconvención si tienes una pretensión propia ligada al mismo conflicto. Evita el tono emocional: céntrate en la exactitud de fechas, cifras y compromisos contractuales. Acompaña anexos rotulados y ordenados, con índices que faciliten su lectura judicial. Una maquetación limpia mejora la comprensión: títulos claros, citas breves y referencias cruzadas mínimas.
Pro tip de redacción: redacta primero el relato cronológico como si fuera un “brief de hechos”; después, convierte cada hito en argumento jurídico y soporte probatorio. Así evitarás lagunas y repeticiones.
- Responde punto por punto a la demanda civil.
- Anexa prueba ordenada y numerada.
- Evita alegaciones accesorias que diluyan el núcleo del caso.
- Cuida el cierre: petición clara de desestimación y costas, si procede.
Estrategia probatoria y cautelares
La prueba determina la fuerza de tu posición. Distingue entre documental (contratos, correos, facturas), testifical (personas con percepción directa), pericial (técnicos que explican causas y cuantificaciones) y la confesión o interrogatorio de parte. Define una hipótesis probatoria: qué tiene que quedar acreditado para que el juez estime tu postura. Evita la acumulación indiscriminada; prima calidad sobre cantidad. Si un documento clave es difícil de obtener, explora diligencias preliminares, requerimientos o exhibiciones documentales.
En situaciones de urgencia —riesgo de insolvencia del demandante, deterioro de un bien, bloqueo de actividad— estudia medidas cautelares proporcionales (embargo preventivo, anotaciones, depósitos o ceses temporales). Deben justificar fumus boni iuris (apariencia de buen derecho) y periculum in mora (peligro por la demora), además de ofrecer caución adecuada. La oportunidad de pedirlas y su encaje en la demanda civil o en la contestación debe valorarse estratégicamente para no desvelar en exceso la línea de defensa ni asumir costes innecesarios.
En la práctica: crea una tabla de pruebas con columnas de hecho a acreditar, medio propuesto, disponibilidad, riesgos de impugnación y plan B si la prueba principal decae.
- Documental prioritaria: contratos, anexos, comunicaciones verificables.
- Pericial focalizada en daños, cuantías o causalidad.
- Testigos clave bien preparados y creíbles.
- Medidas cautelares proporcionadas y con caución razonable.
Negociación, mediación y acuerdos
Responder a una demanda civil no excluye negociar. De hecho, muchos litigios se resuelven con acuerdos que reducen incertidumbre y costes. La negociación efectiva requiere conocer tu Mejor Alternativa a un Acuerdo (BATNA): qué ocurre si no cierras pacto y continúas hasta sentencia. Si tu exposición a costas es alta o la prueba es débil, un acuerdo puede ser ventajoso. La mediación, con un tercero neutral, ayuda a recomponer la comunicación y explorar soluciones creativas (plazos de pago, reparaciones, desistimientos recíprocos, daciones en pago, compromisos de servicio).
Todo acuerdo debe documentarse por escrito con cláusulas claras: objeto, calendario, garantías, confidencialidad y consecuencias del incumplimiento. En casos avanzados, puede formalizarse ante el juzgado como transacción homologada, lo que facilita su ejecución si una parte incumple. Mantén una estrategia dual: prepara el caso como si fueras a juicio, pero abre ventanas de diálogo en momentos procesales oportunos (antes de la contestación, tras la audiencia previa o antes del juicio) para maximizar tu poder de negociación.
Claves de un buen acuerdo: realismo económico, calendario viable, garantías (aval, fianza, reserva de dominio), confidencialidad y mecanismo de resolución de disputas.
- Evalúa ofertas con una matriz coste/beneficio/tiempo.
- Evita ambigüedades en obligaciones y plazos.
- Incluye cláusulas de penalización proporcionadas.
- Homologa si buscas fuerza ejecutiva inmediata.
Desarrollo del juicio y resultados
Si no hay acuerdo, el caso avanza hacia audiencia previa (en el ordinario) y juicio. En la audiencia se fijan hechos controvertidos, se resuelven cuestiones procesales y se admite la prueba. En el juicio se practican interrogatorios, testificales y periciales, y las partes exponen conclusiones. La preparación meticulosa es determinante: guiones de examen y contrainterrogatorio, coordinación con peritos, control de documentos originales y versiones impresas legibles para el tribunal.
La sentencia puede estimar, desestimar o estimar parcialmente las pretensiones. Además de la condena principal puede haber pronunciamientos sobre intereses, actualizaciones, costas y ejecución. Con tu abogado, valora la viabilidad de recursos si detectas errores de hecho o de derecho y analiza el coste de continuar frente al de cerrar el conflicto. Recuerda que una derrota no siempre es el final: a veces compensa negociar una ejecución flexible que permita cumplir sin asfixiar tu actividad.
Preparación del día del juicio: puntualidad, identificación, carpetas rotuladas por testigo o bloque de prueba, y mensajes clave sintetizados para las conclusiones orales.
- Audiencia previa: delimita el campo de batalla.
- Juicio: prueba y alegaciones finales.
- Sentencia: posibles efectos económicos y procesales.
- Recurso o ejecución: análisis costo-beneficio.
Preguntas frecuentes
¿Qué pasa si no contesto la demanda civil? Si no respondes en plazo, puedes ser declarado en rebeldía procesal. El procedimiento continúa sin tus alegaciones y la sentencia puede basarse solo en lo aportado por la otra parte, con riesgo elevado de condena y costas.
¿Necesito abogado y procurador? En la mayoría de procesos civiles sí, especialmente cuando la cuantía supera ciertos umbrales o por la complejidad técnica. El abogado diseña la estrategia y redacta; el procurador gestiona la representación procesal y las notificaciones.
¿Puedo llegar a un acuerdo después de contestar? Sí. La negociación es posible en todas las fases y puede cristalizar en una transacción homologada. Incluso tras la sentencia, las partes pueden pactar el modo de cumplimiento o fraccionamientos.
¿Qué pruebas son más convincentes? Las que acreditan hechos relevantes de manera directa y fiable: contratos firmados, correos claros, recibos, albaranes, informes periciales sólidos y testigos con percepción directa y credibilidad.
¿Qué son las costas? Son los gastos del proceso (honorarios, peritajes, procurador, tasas) que puede soportar la parte que pierde, total o parcialmente, según el criterio del tribunal. Evaluarlas es clave al decidir si negociar o litigar.
Si has recibido una demanda civil, actúa con rapidez: verifica plazos, recopila pruebas y busca asesoramiento especializado. Una buena estrategia a tiempo marca la diferencia.