Abogado para reclamar indemnización por despido
Publicado el 30 de octubre de 2025
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Índice
- Qué es la indemnización por despido y cuándo procede
- Tipos de despido y efectos en la indemnización
- Cómo calcular la indemnización por despido
- Documentación necesaria y plazos clave
- Estrategia legal y negociación con la empresa
- Conciliación SMAC y demanda judicial
- Cómo elegir al mejor abogado laboralista
- Errores frecuentes y cómo evitarlos
- Fiscalidad y cobro seguro de la indemnización
- Preguntas frecuentes
Qué es la indemnización por despido y cuándo procede
La indemnización por despido es la cantidad económica que la empresa debe abonar al trabajador cuando extingue la relación laboral por causas que no son imputables al empleado o cuando el cese no cumple los requisitos legales. Su finalidad es compensar el perjuicio derivado de una decisión empresarial que priva a la persona trabajadora de su fuente de ingresos. No debe confundirse con el finiquito, que es la liquidación de conceptos devengados y pendientes (salario, vacaciones no disfrutadas, pagas extra prorrateadas, horas extra, etc.). Mientras que el finiquito se abona siempre que termina un contrato, la indemnización depende del tipo de despido y de su calificación.
En términos prácticos, procede indemnización en la mayoría de despidos objetivos y en los despidos que, siendo calificados como improcedentes, obligan a la empresa a optar entre readmisión o pago de la indemnización. En los despidos disciplinarios, solo habrá indemnización si el juzgado declara la improcedencia. Además, existen supuestos especiales, como la nulidad del despido, donde no hay indemnización por extinción (porque el contrato no se considera válidamente extinguido), sino salarios de tramitación y readmisión obligatoria.
Contar con un abogado para reclamar indemnización por despido es determinante desde el primer día: revisar la carta de despido, verificar los hechos alegados, analizar la antigüedad, el salario regulador y el convenio aplicable permite anticipar la estrategia. Un análisis riguroso inicial evita renuncias indebidas, asegura que no se firmen documentos que perjudiquen derechos y ayuda a conservar las pruebas relevantes (correos, comunicaciones internas, cuadrantes, evaluaciones de desempeño, testigos, etc.). También es crucial calcular correctamente la indemnización estimada y los posibles salarios de tramitación en caso de readmisión o nulidad.
Idea clave: la indemnización no es un favor de la empresa, sino un derecho legal cuando concurren las condiciones. La rapidez en actuar —sin firmar “conforme” sin reservas— marca la diferencia entre cobrar lo justo o aceptar menos de lo debido.
Tipos de despido y efectos en la indemnización
Conocer la tipología de despidos es esencial para proyectar la indemnización. De forma resumida, podemos distinguir el despido objetivo, el disciplinario y el colectivo (ERE). El despido objetivo se fundamenta en causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, o en ineptitud sobrevenida y faltas de adaptación. Exige carta motivada, preaviso y una indemnización mínima en el momento de la comunicación. Si la empresa incumple los requisitos formales o materiales, la extinción puede declararse improcedente, lo que eleva el coste indemnizatorio.
El despido disciplinario alega un incumplimiento grave y culpable del trabajador (faltas de asistencia, indisciplina, transgresión de la buena fe, etc.). En principio no lleva indemnización en la fecha del cese; sin embargo, si el empleado impugna y el juzgado lo considera improcedente por falta de prueba o por defectos formales, la empresa deberá abonar la indemnización correspondiente o readmitir. Por su parte, el despido colectivo es aquel que afecta a un número relevante de personas en un periodo concreto y sigue un procedimiento específico de consultas y negociación; su control judicial también puede desembocar en indemnizaciones superiores si se aprecian irregularidades.
Además de la calificación (procedente, improcedente o nulo), influyen las circunstancias personales: contratos temporales en fraude de ley, reducciones de jornada por conciliación, situaciones de embarazo o lactancia, o indicios de vulneración de derechos fundamentales. Un buen abogado laboralista valora estas variables, pues la nulidad por discriminación o por vulneración de garantías (p. ej., representantes de los trabajadores) conlleva readmisión y salarios de tramitación, alterando por completo la ecuación económica. Entender dónde encaja tu caso permite negociar con fuerza y orientar el cálculo indemnizatorio y las expectativas procesales.
- Despido objetivo: indemnización desde el inicio si se cumplen requisitos.
- Despido disciplinario: sin indemnización inicial; posible si se declara improcedente.
- Despido colectivo (ERE): control de legalidad y negociación colectiva clave.
- Nulidad: readmisión obligatoria y salarios de tramitación.
Cómo calcular la indemnización por despido
El cálculo parte de dos magnitudes básicas: el salario regulador y la antigüedad reconocida. El salario regulador incluye el salario base y complementos de naturaleza salarial (pluses, incentivos, comisiones habituales, prorratas de pagas extra), promediados cuando varían de mes a mes. La antigüedad se computa desde la fecha de inicio del vínculo laboral, incluyendo periodos asimilables (encadenamiento de temporales en fraude) cuando proceda. Una vez fijadas estas bases, se aplica el módulo de días por año según el tipo de despido y la normativa vigente.
Para despidos objetivos procedentes, se utiliza un módulo inferior al de la improcedencia. Si el despido resulta improcedente, la indemnización asciende con un tope máximo, y puede requerir prorrateo por meses. Además, conviene considerar si existen mejoras voluntarias pactadas en convenio o contrato, así como posibles bonus o variables generados pero no pagados. Un abogado experto verificará si hay periodos de reducción de jornada, excedencias o suspensiones que afecten el cálculo y si procede reclamar cantidades adicionales (p. ej., diferencias salariales, horas extra impagadas o vacaciones no disfrutadas), que se sumarían al finiquito.
En la práctica, construir una hoja de cálculo con las nóminas de los últimos 12 meses, las pagas extra y los complementos recurrentes reduce errores. Si percibes comisiones o variables, se suele promediar un periodo representativo. Asimismo, las fechas exactas (alta, bajas temporales, cambios de jornada) pueden incrementar o disminuir la suma final. Por último, la proyección de costes procesales (tasas inexistentes para el trabajador, pero sí posibles honorarios y peritos) y el valor del tiempo deben sopesarse para decidir entre acuerdo en conciliación o litigio. Una estimación clara, sustentada en documentos, fortalece la negociación y evita aceptar propuestas por debajo de lo que corresponde.
Consejo práctico: reúne nóminas, contrato, anexos, convenio aplicable, calendario laboral y cualquier email que acredite variables. Con esos datos, tu abogado obtendrá un cálculo fiable y defendible.
Documentación necesaria y plazos clave
La reclamación de una indemnización por despido está sujeta a plazos estrictos. Desde la fecha de efectos del despido, el tiempo para impugnar es muy breve, por lo que conviene actuar de inmediato. El primer paso suele ser la papeleta de conciliación ante el servicio administrativo correspondiente (SMAC o equivalente), que interrumpe los plazos y abre la puerta a una solución negociada. Si no hay acuerdo, se debe presentar demanda en el juzgado de lo social dentro del plazo reanudado. La coordinación entre papeleta y demanda requiere precisión técnica para no incurrir en caducidad.
En cuanto a la documentación, es esencial disponer de la carta de despido, el contrato y sus anexos, las nóminas de al menos el último año, justificantes de pagos variables, el texto del convenio colectivo aplicable, comunicaciones internas (emails, chats corporativos, evaluaciones), justificantes de reducciones de jornada, permisos o excedencias, y cualquier acta o informe vinculado a la causa alegada. Si el despido se fundamenta en incumplimientos disciplinarios, conviene reunir pruebas que desmientan los hechos o que acrediten la desproporción de la sanción. Si es objetivo, hay que comprobar la concurrencia real de la causa, la correcta entrega de la indemnización inicial y el cumplimiento de formalidades.
Un abogado para reclamar indemnización por despido estructurará un expediente claro y ordenado: índice de documentos, cronología, cálculos provisionales de indemnización, propuestas de acuerdo y un guion para la conciliación. Mantener un registro de entrega y recepción de documentos, y conservar los originales, evita incidencias procesales. Asimismo, si percibiste prestaciones por incapacidad temporal o adaptaciones de puesto, inclúyelas: pueden afectar a la valoración judicial en casos de nulidad por discriminación o vulneración de derechos.
- Carta de despido y finiquito.
- Contrato, anexos y convenio aplicable.
- Nóminas y justificantes de variables.
- Comunicaciones internas y cronología.
- Justificantes de reducciones, permisos o excedencias.
Estrategia legal y negociación con la empresa
La estrategia comienza con una evaluación honesta de fortalezas y riesgos. Tu abogado valorará la probabilidad de improcedencia o nulidad y establecerá una banda de negociación: mínimo aceptable, objetivo y reserva. Con un cálculo robusto de la indemnización por despido, se prepara una propuesta que contemple pagos fraccionados, garantías (aval, reconocimiento de deuda), intereses por mora y cláusulas de confidencialidad y no denigración si las circunstancias lo aconsejan. También se analiza el coste de oportunidad de litigar (tiempos, incertidumbre, estrés) frente a un buen acuerdo temprano.
En la negociación, conviene separar posiciones de intereses: la empresa quizá busque cerrar el conflicto sin reconocer improcedencia; el trabajador, maximizar seguridad y cuantía. Un marco de alternativas (BATNA) bien definido aumenta la capacidad de presión. La presentación clara de pruebas y la anticipación de argumentos (p. ej., defectos formales de la carta, falta de proporcionalidad, inexistencia de causa) suelen acelerar entendimientos. Cuando existan riesgos reputacionales o de nulidad, la contraparte será más permeable a un acuerdo razonable.
Si hay acuerdo, debe documentarse con precisión: importe neto y bruto, calendario de pagos, retenciones fiscales, efectos sobre prestaciones por desempleo, entrega de certificados de empresa y clausulado de cierre. Un abogado laboralista evitará renuncias genéricas a derechos indisponibles y cuidará que cualquier transacción respete la legalidad. Si no hay acuerdo, se llega a la conciliación formal o al juzgado con un relato coherente, periciales si son necesarias y testificales preparadas. El objetivo es transformar la presión negociadora en una sentencia favorable o en un pacto más ventajoso en puertas de juicio.
Tip: entra a cada reunión con números cerrados, alternativas reales y un borrador de acuerdo. El que lleva el documento suele marcar el ritmo del cierre.
Conciliación SMAC y demanda judicial
La conciliación administrativa ante el SMAC (o servicio análogo) es paso previo habitual a la vía judicial. Presentada la papeleta, se señala fecha para intentar el acuerdo. Es un acto ágil donde ambas partes, asistidas por sus representantes, pueden reconocer la improcedencia, pactar una indemnización o, en su defecto, dejar constancia de la falta de avenencia. Este acta es valiosa: recoge posiciones, ofertas y puede usarse para acreditar buena fe negociadora. Si hay acuerdo, suele tener eficacia ejecutiva. Si no, la demanda judicial se presenta en el Juzgado de lo Social competente, con un relato de hechos, fundamentos jurídicos, cálculo de cantidades y prueba documental.
En la fase judicial, el juez valorará formalidades (carta de despido, requisitos, plazos) y fondo (existencia de causa, proporcionalidad, indicios de vulneración de derechos). Es esencial que la prueba sea coherente y esté ordenada: documentos, testigos y, si procede, periciales. Tu abogado puede solicitar medidas como la aportación de documentos que obren en poder de la empresa, oficios a la Seguridad Social o a la Inspección, y la práctica de interrogatorios. El objetivo es lograr la improcedencia o, en su caso, la nulidad cuando concurran garantías reforzadas (embarazo, reducción de jornada, represalia, discriminación, etc.).
Los tiempos judiciales pueden ser prolongados, por lo que conviene mantener viva la vía negociadora. Muchas empresas mejoran ofertas antes del juicio para evitar condenas. Si finalmente hay sentencia favorable, la empresa optará entre readmitir o indemnizar (en improcedencia), o deberá readmitir y abonar salarios de tramitación (en nulidad). Si incumple, cabe ejecución forzosa. En cualquier escenario, contar con un abogado para reclamar indemnización por despido asegura un control técnico del proceso y minimiza los riesgos de caducidad o defectos formales.
- Papeleta de conciliación: interrumpe plazos y abre la negociación.
- Acta de conciliación: valor probatorio y ejecutivo si hay acuerdo.
- Demanda: relato claro, fundamentos y cálculo detallado.
Cómo elegir al mejor abogado laboralista
Elegir el profesional adecuado influye directamente en el resultado. Busca experiencia específica en despidos y reclamación de cantidades, tasa de acuerdos favorables, claridad en honorarios y comunicaciones transparentes. Un buen abogado laboralista ofrece una evaluación inicial realista, identifica los puntos fuertes y débiles, y te explica el itinerario: conciliación, demanda, juicio y posibles recursos. Pregunta por su metodología de cálculo de la indemnización por despido, cómo valora riesgos de nulidad, y qué estrategia sugiere para negociar sin renunciar a opciones judiciales sólidas.
La estructura de honorarios debe estar por escrito: provisión de fondos, fijo, variable por éxito o una combinación. Desconfía de promesas de resultados seguros y apuesta por profesionales que documenten cada paso: minutas, borradores de acuerdo, escritos presentados y evidencia recopilada. Comprueba reseñas, recomendaciones y, si es posible, pide ejemplos (respetando confidencialidad) de acuerdos logrados o sentencias relevantes. La empatía y la disponibilidad también cuentan: un caso de despido tiene carga emocional, y un trato humano reduce la ansiedad y mejora la toma de decisiones.
Por último, valora que el despacho tenga procedimientos internos de control de plazos y un repositorio seguro para tus documentos. La tecnología (firmas digitales, repositorios en la nube con permisos, videoconferencias seguras) agiliza la gestión. El profesional idóneo combinará solidez técnica, ética y capacidad de negociación. Con ese acompañamiento, es más probable maximizar el resultado y evitar errores que podrían costar la reclamación.
Checklist de elección: experiencia probada, plan de honorarios claro, estrategia explicada, control de plazos y referencias verificables.
Errores frecuentes y cómo evitarlos
Uno de los errores más habituales es firmar el finiquito “conforme” sin asesoramiento, lo que puede dificultar reclamaciones posteriores. Siempre que no estés seguro, firma “no conforme” y solicita copia de todo lo entregado. Otro fallo común es dejar pasar los plazos: la caducidad en materia de despido es implacable. Además, aceptar ofertas verbales o acuerdos sin redactado formal deja desprotegido al trabajador. También se subestima la importancia de conservar pruebas: correos, chats corporativos, cuadrantes, objetivos comerciales, documentos de desempeño o informes médicos cuando sean relevantes.
Un segundo bloque de errores gira en torno al cálculo: no incluir variables (comisiones, bonus), no promediar adecuadamente, ignorar mejoras de convenio o pactos individuales, o no computar la antigüedad real si hubo temporales en fraude. A ello se suma la confusión entre finiquito e indemnización: el primero liquida conceptos pendientes; la segunda compensa la extinción. Firmar recibos sin detallar conceptos o sin revisar retenciones fiscales puede generar sorpresas indeseadas.
Finalmente, abordar en solitario la conciliación o el juicio suele ser una mala idea. La empresa acude asesorada y conoce la casuística; equilibrar la balanza exige contar con un abogado para reclamar indemnización por despido. Evitar estos errores pasa por actuar rápido, documentar todo y preparar una estrategia sólida. Si tienes dudas, solicita una revisión urgente: muchas veces, una consulta temprana multiplica tus opciones de éxito.
- No firmar conforme sin revisión.
- Control absoluto de plazos.
- Todo acuerdo, por escrito y detallado.
- Cálculo correcto del salario regulador y antigüedad.
- Asistencia letrada en conciliación y juicio.
Fiscalidad y cobro seguro de la indemnización
La fiscalidad de las cantidades percibidas por despido es un aspecto que no debe improvisarse. Dependiendo de la calificación y de los límites establecidos, parte de la indemnización puede gozar de beneficios fiscales, mientras que otras cantidades (p. ej., salarios o bonus pendientes) tributan como rendimientos del trabajo. Diseñar el acuerdo con visión fiscal evita retenciones indebidas y regularizaciones posteriores. Además, los pagos fraccionados deben acompañarse de garantías: cláusulas de vencimiento anticipado por impago, intereses de demora y, cuando sea posible, avales o reconocimiento de deuda con posibilidad de ejecución directa.
El modo de pago también importa: transferencia a cuenta designada, calendarizada, con referencias de concepto claro, y entrega simultánea de certificados necesarios para el SEPE y la declaración de la renta. Si el acuerdo se formaliza en conciliación administrativa o judicial, gana fuerza ejecutiva; si es privado, cuida que incluya sumisión a un juzgado competente y cláusulas que eviten interpretaciones ambiguas. Un abogado cuidadoso velará por que no existan renuncias a acciones futuras relacionadas con derechos indisponibles, y por que el clausulado de confidencialidad no sea desproporcionado.
En caso de incumplimiento, debe activarse la ejecución con rapidez. Preparar desde el inicio la documentación y los hitos de pago facilita la respuesta. Incorporar penalizaciones razonables desincentiva retrasos. En resumen, un buen diseño fiscal y de cobro protege la cuantía neta que finalmente recibirás y reduce el riesgo de incidencias.
Recordatorio: pide a tu abogado una hoja fiscal que desglose qué tributa, qué no y cómo repercute en tu declaración anual.
Preguntas frecuentes
¿Cuál es la diferencia entre finiquito e indemnización por despido?
El finiquito liquida conceptos devengados y pendientes (salario, vacaciones, pagas extra). La indemnización compensa la extinción del contrato y depende del tipo y calificación del despido.
¿Qué plazo tengo para impugnar el despido?
El plazo es muy breve desde la fecha de efectos. Debes presentar la papeleta de conciliación cuanto antes para interrumpir los plazos y, si no hay acuerdo, demandar dentro del término reanudado.
¿Puedo reclamar si firmé el finiquito?
Sí, especialmente si firmaste “no conforme” o si hay derechos indisponibles. Incluso con firma “conforme”, según el caso, cabe impugnar si hubo vicios o renuncias inválidas. Consulta cuanto antes.
¿Cómo calculo mi indemnización por despido?
Parte del salario regulador (incluyendo variables promediadas) y tu antigüedad real. Con esos datos, aplica el módulo legal según la calificación del despido. Un abogado valida cifras y tope máximo.
¿Es mejor negociar o ir a juicio?
Depende de la solidez del caso y tus objetivos. La negociación temprana puede maximizar certeza y liquidez; el juicio puede aumentar la cuantía si hay altas opciones de improcedencia o nulidad.