Derechos legales si sufres acoso laboral en España

Derechos legales si sufres acoso laboral en España

Publicado el 28 de septiembre de 2025


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Qué es el acoso laboral: definición y tipos

El acoso laboral, también conocido como mobbing, es una conducta reiterada y sistemática en el entorno de trabajo que tiene como objetivo o efecto atentar contra la dignidad de la persona trabajadora, degradar su clima laboral o afectar negativamente a su salud física o mental. No se trata de un conflicto puntual ni de una exigencia legítima de resultados: para hablar de acoso laboral en España es necesario que exista una pauta de hostigamiento, humillación o aislamiento mantenida en el tiempo, que provoque un entorno intimidatorio, ofensivo u hostil. Este fenómeno puede ejercerse de forma vertical (de superiores a subordinados), horizontal (entre compañeros/as) o incluso ascendente (del equipo hacia una persona con mando) y puede combinar acciones directas y sutiles.

Entre las conductas típicas del acoso se encuentran los gritos, las descalificaciones públicas, la asignación de tareas denigrantes o impropias del puesto, la sobrecarga deliberada o, al contrario, el vaciamiento de funciones, el aislamiento social (por ejemplo, excluir de reuniones clave), el bloqueo de la carrera profesional, la difusión de rumores que dañan la reputación, las amenazas veladas y el cuestionamiento constante del trabajo con fines de desgaste. El acoso también puede instrumentalizar sistemas formales de evaluación del desempeño para presionar de manera injusta, o usar canales informales —como chats corporativos— para ridiculizar.

Es importante distinguir el acoso de otras situaciones problemáticas. La gestión exigente, la reorganización de equipos, los cambios de objetivos o el ejercicio regular de la potestad disciplinaria no constituyen acoso por sí mismos si se basan en criterios objetivos, se comunican correctamente y respetan la legalidad. El acoso requiere intencionalidad o, al menos, la tolerancia de una dinámica de hostigamiento que excede la mera fricción laboral. Cuando hay discriminación por razón de sexo, origen, edad, discapacidad, orientación sexual, identidad de género o cualquier otra causa protegida, estaríamos ante acoso discriminatorio, con especial protección y consecuencias jurídicas reforzadas.

Idea clave: hablar de “mobbing” implica reiteración y afectación a la dignidad. Documentar fechas, testigos y efectos en la salud es esencial para diferenciarlo de conflictos puntuales.

Señales y ejemplos frecuentes de mobbing

Detectar a tiempo el acoso laboral permite activar antes los mecanismos de protección. Algunas señales de alerta incluyen la ansiedad anticipatoria antes de ir a trabajar, el insomnio o la somatización (dolores de cabeza, problemas gastrointestinales), el aislamiento en el equipo, la sensación de injusticia permanente o la percepción de que cualquier acción será utilizada en tu contra. También es un indicador potente notar cambios abruptos e injustificados en funciones, objetivos o evaluación, especialmente cuando no hay una explicación objetiva o se aplican criterios arbitrarios.

  • Asignación de tareas humillantes, impropias de la categoría profesional o carentes de sentido.
  • Control excesivo del tiempo, correos o chats con un fin punitivo o de descrédito.
  • Aislamiento de reuniones, eventos o formaciones clave sin motivo.
  • Reproches o gritos en público, ridiculización, burla de la apariencia o de creencias personales.
  • Cambio constante de objetivos para forzar fallos y justificar sanciones o despidos.
  • Obstaculización de vacaciones, permisos o derechos de conciliación de manera sistemática.

Ejemplos típicos: un mando que reenvía correos con errores menores a todo el equipo para exponer a una persona; compañeros que boicotean la información necesaria para trabajar; un manager que retira todas las funciones relevantes dejando a la persona sin tareas útiles; o la difusión de rumores sobre supuesta falta de compromiso para justificar futuras medidas disciplinarias. En acoso discriminatorio, pueden aparecer chistes o comentarios ofensivos por razón de sexo, orientación sexual, edad o nacionalidad.

Self-check rápido: si puedes describir qué conductas ocurren, quién las hace, cuándo y con qué efecto en tu trabajo o salud, probablemente tengas base para hablar de acoso laboral en España y activar tu protección.

Derechos de la persona trabajadora ante el acoso

Si sufres acoso laboral en España tienes un haz de derechos destinados a proteger tu salud, empleo y dignidad. El primero es el derecho a la protección frente a riesgos psicosociales, que obliga a la empresa a actuar con diligencia. También te asiste el derecho a denunciar internamente (activando el protocolo de acoso) y externamente (Inspección de Trabajo, juzgados), y a que tu denuncia sea tramitada con confidencialidad y sin represalias. Las represalias (por ejemplo, un despido o sanción tras denunciar) pueden ser nulas con readmisión y salarios de tramitación, además de indemnización.

Tienes derecho a asistencia sanitaria y psicológica, y a una baja médica si la situación afecta a tu salud. Si el acoso genera incapacidad temporal, el parte médico protege tu situación y permite recuperar fuerzas mientras se activan medidas legales. Asimismo, puedes solicitar la adaptación o reordenación de tu trabajo como medida preventiva, o incluso un cambio de centro o de mando cuando el protocolo lo prevea. Si la empresa no corrige la situación, cabe solicitar judicialmente la extinción indemnizada del contrato por incumplimiento grave del empleador, con indemnización similar al despido improcedente o, en su caso, la nulidad por vulneración de derechos fundamentales.

  • Derecho a la investigación interna con garantías y plazos.
  • Derecho a medidas cautelares (por ejemplo, separación de la persona acosadora).
  • Derecho a no sufrir represalias y a la tutela judicial efectiva.
  • Derecho a la indemnización por daños morales y materiales.
  • Derecho a apoyo del comité de empresa y delegados/as de prevención.

Estos derechos se complementan con la posibilidad de activar la vía penal cuando los hechos constituyen delito (amenazas, coacciones, integridad moral). El asesoramiento de un abogado laboral o de servicios especializados resulta clave para valorar la estrategia: desde la preservación del puesto con medidas internas hasta la extinción indemnizada, pasando por la nulidad de un despido o la reclamación de daños y perjuicios. La anticipación y el cuidado de la salud son prioridades desde el primer día.

Cómo recopilar pruebas válidas

La prueba es el corazón de cualquier reclamación por acoso laboral. El objetivo es transformar vivencias en evidencias verificables. Empieza por llevar un diario de hechos con fechas, horas, lugares, personas presentes y descripción concreta de cada incidente. Registra el impacto en tu salud (dolor, ansiedad, ataques de pánico) y cómo afecta a tu desempeño (por ejemplo, objetivos imposibles, retirada de tareas, correos ofensivos). Este diario, aunque sea personal, ayuda a construir una línea temporal sólida y a orientar la investigación interna o judicial.

  • Documentos y correos: guarda emails, mensajes y comunicados que muestren trato vejatorio, cambios arbitrarios o exclusiones injustificadas.
  • Testigos: identifica compañeros/as o personas de otros departamentos que hayan presenciado conductas o sus efectos.
  • Informes médicos y psicológicos: acreditan el nexo entre el acoso y la afectación a la salud (ansiedad, depresión, estrés postraumático).
  • Evaluaciones y objetivos: conserva versiones anteriores y posteriores para evidenciar cambios punitivos o irrealizables.
  • Registros de horarios y tareas: pueden mostrar sobrecarga o vaciamiento sistemático.

En materia de grabaciones, en España es posible aportar grabaciones propias siempre que participes en la conversación y la finalidad sea defender tus derechos; no está permitido vulnerar la intimidad de terceros ni interceptar comunicaciones ajenas. Evita circular pruebas por canales informales; prioriza copias seguras y verifica las políticas internas. Cuando eleves la denuncia, adjunta un dossier ordenado (índice, cronología, anexos) para facilitar la investigación. Si temes represalias o pérdida de información, considera comunicar simultáneamente a la Inspección de Trabajo o solicitar medidas cautelares en sede judicial.

Pro tip: pon nombres de archivo claros (por ejemplo, “2025-03-14_reunion-equipo_comentarios-humillantes.mp3”) y conserva metadatos. Un sistema ordenado de evidencias fortalece tu credibilidad y agiliza la respuesta.

Cómo denunciar: canales internos y externos

Denunciar el acoso laboral puede dar vértigo, pero seguir un proceso claro mejora la protección. En primer lugar, utiliza los canales internos de la empresa: protocolo de acoso, canal ético o de denuncias, correo de RR. HH. o buzón de compliance. Presenta un escrito conciso con hechos, fechas, personas involucradas y pruebas adjuntas. Solicita expresamente la activación del protocolo, medidas de protección (por ejemplo, separación del presunto acosador) y la confidencialidad. Pide número de registro o acuse de recibo para dejar constancia y controla los plazos de investigación.

De forma paralela o alternativa, puedes acudir a la Inspección de Trabajo. Su intervención es gratuita y puede requerir a la empresa que adopte medidas correctoras o imponer sanciones. Si existe una vulneración de derechos fundamentales, la vía judicial social permite interponer una demanda de tutela de derechos, con la particularidad de que una vez aportados indicios, corresponde a la parte demandada justificar la ausencia de vulneración (inversión de la carga de la prueba). En casos graves con posibles delitos, también cabe la vía penal.

  • Antes de denunciar: organiza tu dossier de pruebas y consulta con un abogado laboral o sindicato.
  • Durante la investigación: coopera con buena fe, aporta testigos y solicita actualizaciones de estado.
  • Si hay represalias: recógelas de inmediato; pueden fundamentar nulidad de sanciones o despidos.

Importante: las denuncias de buena fe están protegidas. El miedo a “quedar señalado” es habitual, pero la legislación española refuerza la protección de quien informa de irregularidades en el trabajo.

Bajas, indemnización y responsabilidades

El acoso laboral puede generar baja por incapacidad temporal cuando afecta a la salud. Esta baja no debilita tu posición legal; al contrario, evidencia el daño sufrido y permite enfocarte en la recuperación. Si la empresa niega o minimiza el problema, la vía judicial puede reconocer indemnización por daños morales y materiales (tratamientos, pérdida de ingresos, otras consecuencias). En casos de vulneración de derechos fundamentales, las indemnizaciones suelen ser superiores y se pueden acumular a otras pretensiones (por ejemplo, nulidad del despido).

Si la situación es insostenible, la ley permite solicitar la extinción indemnizada del contrato por incumplimiento grave del empleador. Esta opción preserva la dignidad y evita que la persona acosada cargue con las consecuencias de abandonar el empleo. A la vez, la empresa puede afrontar responsabilidad administrativa por vulnerar la normativa de prevención y, si existen delitos, responsabilidad penal de quienes ejecutan o toleran los hechos. La persona acosadora, además, puede responder disciplinariamente.

  • Baja por ansiedad/estrés: requiere diagnóstico y seguimiento médico; protege mientras se actúa legalmente.
  • Indemnización: daño moral, perjuicios económicos, tratamiento psicológico y otros conceptos acreditados.
  • Nulidad de despido: si hay represalia tras denunciar o vulneración de derechos fundamentales.
  • Extinción indemnizada: alternativa cuando la empresa no corrige el acoso.

Tip práctico: cuantificar el daño con informes periciales (psicología clínica, medicina del trabajo) fortalece la reclamación de indemnización por acoso laboral en España.

Rol de la empresa y del protocolo frente al acoso

Las empresas en España deben prevenir, investigar y corregir el acoso laboral. Esto implica evaluar riesgos psicosociales, formar a mandos y plantillas, establecer un protocolo de acoso claro y accesible, y activar medidas cuando haya indicios. Un buen protocolo define: canales de denuncia (incluyendo anónimos o confidenciales), plazos de investigación, garantías de imparcialidad, medidas cautelares (separación de personas implicadas, cambios temporales), y un marco de resolución (archivos motivados, sanciones, seguimiento).

Las compañías con planes de igualdad y ciertos umbrales de plantilla tienen obligaciones reforzadas en materia de acoso sexual y por razón de sexo. Pero incluso en empresas pequeñas, la obligación general de seguridad y salud exige actuar. No basta con tener un documento: hay que aplicar el protocolo con rigor, informar al equipo y asegurar que RR. HH. y mandos intermedios saben cómo proceder. Además, los delegados/as de prevención y la representación legal de la plantilla deben participar en la evaluación de riesgos y en la mejora continua del sistema.

  • Comunicación clara de canales y plazos.
  • Formación en liderazgo respetuoso y gestión de conflictos.
  • Medidas provisionales para proteger a la persona denunciante.
  • Registro de actuaciones y trazabilidad de decisiones.

Para empleados/as: exigir la activación del protocolo por escrito y pedir copia de la resolución son pasos clave para acreditar diligencia de la empresa o su omisión.

Consejos prácticos y errores comunes

Ante el acoso laboral, adoptar una estrategia ordenada aumenta tus opciones de éxito y reduce el desgaste. El primer consejo es no aislarse: pide apoyo profesional (médico, psicológico, legal) y social. Un entorno de confianza ayuda a sostener el proceso. El segundo es documentarlo todo, desde el primer incidente. La memoria falla bajo estrés; los registros objetivos son tu mejor aliado. Tercero, usa canales formales y conserva acuses de recibo. Cuarto, cuida tu salud: prioriza el descanso, evalúa si necesitas baja médica y establece límites claros.

  • Haz: redacta un resumen cronológico de hechos con evidencias adjuntas.
  • Haz: comunica por escrito y solicita medidas cautelares cuando proceda.
  • Evita: confrontaciones sin testigos o sin dejar rastro documental.
  • Evita: difundir el caso en redes internas de forma impulsiva; puede volverse en tu contra.
  • Evita: firmar acuerdos sin asesoramiento, especialmente si incluyen renuncias de acción.

Un error frecuente es aceptar “recolocaciones” que perpetúan el castigo (por ejemplo, asignarte una tarea vacía de contenido sin plazo) o pensar que la baja médica deslegitima tu denuncia. Lo contrario: acreditar la afectación de salud refuerza el caso. Otro error es esperar demasiado: los plazos para impugnar sanciones o despidos son muy breves. Finalmente, algunas personas subestiman el valor de la Inspección de Trabajo como herramienta ágil y gratuita para forzar cambios.

Checklist rápido: dossier de pruebas, parte médico si procede, denuncia interna con acuse, consulta legal, decisión estratégica (permanecer con medidas o solicitar extinción/indemnización), seguimiento de plazos.

Preguntas frecuentes

¿Necesito testigos para demostrar el acoso? No siempre. Los testigos ayudan, pero puedes acreditar acoso con un conjunto coherente de correos, mensajes, informes médicos, evaluaciones y tu diario de hechos. En tutela de derechos fundamentales, basta aportar indicios razonables para que la empresa deba justificar su actuación.

¿Puedo grabar conversaciones? Puedes grabar conversaciones en las que participes si la finalidad es proteger tus derechos. Evita grabar terceros sin intervención o vulnerar secretos. Consulta siempre antes si tienes dudas.

¿Qué pasa si me despiden después de denunciar? Podría ser una represalia. En tal caso, puedes demandar solicitando la nulidad del despido, con readmisión e indemnización por daño moral, además de salarios de tramitación.

¿La baja médica perjudica mi caso? No. La baja por ansiedad o depresión derivada del acoso es coherente con los hechos y protege tu salud mientras avanzas en las acciones legales.

¿Cuándo conviene pedir la extinción indemnizada? Cuando la empresa no adopta medidas eficaces y la situación es insostenible. Un abogado laboral puede valorar el momento y la cuantía estimada, así como la viabilidad de reclamar indemnización por daños y perjuicios.

Estas respuestas resumen dudas habituales, pero cada caso tiene particularidades. Si sufres acoso laboral en España, busca asesoramiento profesional cuanto antes para definir la estrategia adecuada a tu situación y proteger tu salud y tu empleo.

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