
¿Cuándo puedo reclamar daños por humedades?
Publicado el 26 de junio de 2025
📖 Tiempo estimado de lectura: 23 min
Índice
Introducción
Las humedades en viviendas y locales comerciales no solo representan un problema estético, sino que también pueden acarrear serias consecuencias estructurales, sanitarias y legales. En muchos casos, la presencia de humedad en paredes, techos o suelos es síntoma de defectos constructivos, filtraciones no tratadas, problemas de aislamiento o incluso negligencia por parte de propietarios, comunidades o empresas aseguradoras. Comprender cuándo y cómo se pueden reclamar daños por humedades es esencial para proteger nuestros derechos como inquilinos, propietarios o usuarios de inmuebles.
Este artículo está diseñado para ofrecer una guía clara, completa y accesible sobre el proceso de reclamación de daños por humedades, incluyendo los fundamentos legales, los plazos para reclamar, la documentación imprescindible y los pasos concretos que se deben seguir. También se abordan las responsabilidades de las distintas partes implicadas, ya sea el arrendador, la comunidad de vecinos, la empresa constructora o la aseguradora, y se explican los mecanismos disponibles para exigir una reparación o una indemnización por los perjuicios sufridos.
Es importante tener en cuenta que los daños por humedades pueden afectar no solo al valor del inmueble, sino también a la salud de quienes lo habitan. Problemas como moho, hongos o la degradación de materiales pueden agravar enfermedades respiratorias y generar un entorno inhabitable, lo que incrementa la urgencia y la legitimidad de presentar una reclamación.
A lo largo de este artículo, analizaremos con detalle las situaciones más comunes que originan este tipo de problemas, como la filtración de agua desde la vivienda superior, defectos de impermeabilización en la fachada o el tejado, roturas en tuberías internas o humedades por capilaridad. Cada uno de estos casos puede derivar en un procedimiento legal distinto dependiendo de la causa, el responsable y la legislación aplicable.
- ¿Qué tipo de humedad estás sufriendo y cuál es su origen?
- ¿Quién es el responsable de la reparación y los daños causados?
- ¿Existe un seguro que cubra los desperfectos?
- ¿Cuáles son los pasos legales para presentar una reclamación efectiva?
Con esta introducción, iniciamos un recorrido por todos los aspectos clave que debes conocer si estás considerando reclamar por daños derivados de humedades. Ya seas propietario afectado, arrendatario perjudicado o profesional del sector legal o inmobiliario, este contenido te será de gran utilidad para tomar decisiones informadas y ejercer tus derechos con base legal sólida.
Causas comunes de humedades
Las humedades pueden originarse por diversas causas, tanto internas como externas, y su identificación es clave para determinar la responsabilidad, el tratamiento y la posibilidad de reclamación. En muchos casos, una mala ejecución constructiva o un mantenimiento deficiente del inmueble son el punto de partida de estos problemas, que tienden a agravarse con el paso del tiempo si no se corrigen de forma adecuada.
A continuación, se enumeran las causas más habituales que generan humedades en viviendas, locales y edificios:
- Filtraciones de agua por lluvias: suponen una de las causas más comunes, especialmente en cubiertas, terrazas y fachadas mal impermeabilizadas.
- Capilaridad: la humedad asciende desde el terreno a través de los materiales porosos de cimentaciones y muros bajos, generando manchas en paredes y suelos.
- Condensación: provocada por una ventilación inadecuada, aislamiento térmico deficiente y contrastes de temperatura entre interior y exterior.
- Fugas de tuberías: ya sean de agua potable o desagües, las fugas ocultas pueden generar humedades progresivas y difíciles de detectar a simple vista.
- Filtraciones desde viviendas colindantes: como baños, cocinas o terrazas de pisos superiores, suelen causar daños localizados que afectan al vecino inferior.
- Defectos constructivos: como juntas mal selladas, materiales inadecuados o falta de barreras antihumedad en la construcción original.
Identificar correctamente la causa concreta de la humedad es imprescindible para poder reclamar de forma efectiva. En muchas ocasiones será necesario acudir a un perito especializado que realice un informe técnico determinando el origen, el alcance del daño y los responsables. Este documento puede resultar clave en un proceso de reclamación ante la aseguradora o en una demanda judicial.
Además de los perjuicios visibles, como manchas, malos olores o moho, las humedades también pueden comprometer la integridad de elementos estructurales o instalaciones eléctricas. Por ello, es importante actuar cuanto antes para frenar el deterioro y evitar que los daños se multipliquen. Si bien algunos propietarios o arrendadores intentan minimizar la importancia del problema, su resolución no debe postergarse, ya que puede tener implicaciones legales y económicas considerables.
En definitiva, conocer las causas más frecuentes de las humedades permite anticiparse a los problemas y saber cómo enfocar una reclamación con base sólida. En las siguientes secciones se explicará cómo determinar responsabilidades y qué vías existen para reclamar los daños sufridos con éxito.
Tipos de daños por humedades
Las humedades pueden generar una amplia variedad de daños que afectan tanto a la estructura del inmueble como a su habitabilidad. Estos daños, si no se detectan y solucionan a tiempo, pueden evolucionar de simples manchas a graves problemas que comprometan la seguridad del edificio y el bienestar de quienes lo ocupan. Conocer los distintos tipos de daños es clave para valorar la gravedad del problema y reclamar adecuadamente ante los responsables o las aseguradoras.
A continuación, se detallan los principales tipos de daños que suelen producirse a causa de la humedad:
- Daños estéticos: manchas en paredes, techos o suelos, pintura descascarada, desprendimiento de yeso o papel pintado, moho visible y decoloración de materiales.
- Daños estructurales: degradación de materiales de construcción como madera, hormigón o ladrillo, debilitamiento de forjados y vigas, y riesgo de desprendimientos en zonas afectadas.
- Daños en mobiliario: deterioro de muebles, armarios, textiles, colchones y electrodomésticos por la exposición prolongada a la humedad o por filtraciones directas.
- Daños en instalaciones: afectación de sistemas eléctricos, fontanería o climatización. La humedad puede generar corrosión, cortocircuitos o fallos en equipos electrónicos.
- Daños a la salud: aunque no son daños materiales, los problemas respiratorios, alergias y afecciones dermatológicas provocados por hongos y moho deben considerarse, especialmente en reclamaciones por habitabilidad.
Es importante fotografiar y documentar cada uno de estos daños, especialmente aquellos que evolucionan con el tiempo. Incluir informes técnicos y presupuestos de reparación reforzará la reclamación, y en caso de que existan daños personales o de salud, también conviene aportar informes médicos o justificantes de gastos.
No todos los daños tienen el mismo nivel de impacto ni el mismo valor económico, pero todos deben ser tenidos en cuenta al calcular la indemnización correspondiente. Además, ciertos daños pueden ser responsabilidad directa del arrendador, la comunidad o una empresa aseguradora, por lo que diferenciarlos ayuda a establecer correctamente el destinatario de la reclamación.
En los casos más graves, la acumulación de distintos tipos de daños puede hacer que un inmueble resulte inhabitable, lo que justificaría no solo la reparación sino también una indemnización por daños morales o incluso la rescisión del contrato de arrendamiento. En las siguientes secciones abordaremos cómo identificar a los responsables y cuáles son los pasos legales para exigir una solución efectiva.
Responsabilidad por humedades
Determinar quién es el responsable de los daños ocasionados por humedades es un paso esencial para poder iniciar una reclamación efectiva. La responsabilidad puede recaer en diferentes figuras: el propietario del inmueble, el arrendador, la comunidad de propietarios, una empresa constructora o incluso una aseguradora. Esta atribución dependerá del origen de la humedad, la relación contractual entre las partes y el marco legal aplicable en cada caso.
En un contrato de arrendamiento, el arrendador tiene la obligación legal de mantener la vivienda en condiciones de habitabilidad. Si las humedades afectan a la salubridad o al uso normal del inmueble, y no han sido provocadas por un mal uso del inquilino, el arrendador será responsable de su reparación. Del mismo modo, si el origen está en elementos comunes del edificio (como fachadas, tejados o bajantes), la responsabilidad suele recaer en la comunidad de propietarios.
- Propietarios: responsables de mantener la vivienda o local en condiciones adecuadas, incluyendo reparaciones estructurales.
- Inquilinos: pueden ser responsables si el daño se debe a un mal uso, falta de ventilación o negligencia en el mantenimiento básico.
- Comunidad de propietarios: cuando la humedad proviene de elementos comunes como tejados, bajantes o muros de carga.
- Constructoras o promotoras: si las humedades derivan de vicios ocultos o defectos constructivos dentro del plazo de garantía.
- Seguros: en caso de contar con una póliza que cubra daños por agua, filtraciones o humedades.
Es fundamental reunir pruebas que respalden el origen de la humedad para poder identificar con claridad al responsable. Informes periciales, fotografías, facturas de reparaciones y comunicaciones formales (como burofaxes) serán clave en el proceso. Además, si la responsabilidad no es clara o hay desacuerdo entre las partes, puede ser necesario iniciar un procedimiento judicial.
Cabe destacar que, en ciertos casos, la responsabilidad puede ser compartida. Por ejemplo, una humedad que comienza por un defecto en el tejado (responsabilidad de la comunidad) pero que se agrava por la falta de mantenimiento del arrendador, puede generar una situación de corresponsabilidad. En estos casos, será el juez quien determine el reparto de las obligaciones.
En resumen, identificar con precisión quién debe responder por los daños ocasionados por humedades es determinante para orientar la reclamación y lograr una compensación justa. Las siguientes secciones abordarán los plazos y pasos específicos para ejercer ese derecho con respaldo legal.
Plazos legales para reclamar
Cuando se sufre un daño por humedades en una vivienda o local, es fundamental conocer los plazos legales disponibles para interponer una reclamación. Estos plazos varían en función del tipo de responsabilidad, la relación entre las partes y la normativa aplicable. No respetar los tiempos establecidos puede conllevar la pérdida del derecho a reclamar, incluso aunque el daño esté plenamente demostrado.
A continuación, se detallan los principales supuestos legales y sus respectivos plazos para ejercer acciones legales:
- Vicios ocultos en construcción: según la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE), el plazo de garantía para daños por humedades estructurales es de 10 años, 3 años para elementos constructivos y 1 año para acabados. El plazo para reclamar comienza desde la recepción de la obra o la entrega de la vivienda.
- Reclamaciones por responsabilidad contractual (como arrendamientos): el plazo general es de 5 años desde que se tuvo conocimiento del daño, según el artículo 1964 del Código Civil.
- Responsabilidad extracontractual (por ejemplo, filtraciones de viviendas colindantes): el plazo para reclamar es de 1 año desde que se produce el daño o se tiene conocimiento del mismo (artículo 1968 CC).
- Reclamaciones a aseguradoras: la Ley del Contrato de Seguro establece un plazo de 2 años para reclamar daños materiales, a contar desde la fecha del siniestro.
Es importante tener en cuenta que los plazos pueden suspenderse o interrumpirse mediante acciones como el envío de un burofax reclamando extrajudicialmente o la presentación de una demanda. Por ello, es recomendable actuar rápidamente y asesorarse con un abogado especializado para no perder oportunidades procesales.
Además, es recomendable conservar toda la documentación desde el primer momento en que se detecta la humedad: fotografías, informes técnicos, facturas de reparación, comunicaciones con el arrendador o la comunidad, etc. Estos documentos no solo ayudan a justificar el daño, sino también a probar la fecha exacta en que se tuvo conocimiento del mismo, lo cual es clave para computar correctamente los plazos.
En conclusión, conocer los plazos legales para reclamar daños por humedades es esencial para ejercer con éxito los derechos del afectado. Actuar con rapidez y con el respaldo de una estrategia jurídica bien fundamentada aumentará notablemente las posibilidades de obtener una indemnización o solución efectiva.
Documentación necesaria
Para reclamar de forma eficaz los daños causados por humedades, es imprescindible reunir una serie de documentos que permitan acreditar el origen del problema, la magnitud de los daños y los intentos de resolución. Cuanta más información sólida y organizada se presente, mayores serán las probabilidades de éxito tanto en una reclamación extrajudicial como ante un tribunal. La ausencia de pruebas puede conllevar el archivo de la reclamación o una reducción significativa de la indemnización solicitada.
A continuación, se enumeran los principales documentos que conviene recopilar y conservar desde el primer momento en que se detecta la humedad:
- Fotografías y vídeos: pruebas visuales claras del estado de las paredes, techos, suelos o mobiliario afectado. Se recomienda capturar la evolución del daño en distintas fechas.
- Informe pericial: elaborado por un técnico (arquitecto, ingeniero o perito), este documento identifica la causa de la humedad, su alcance y los responsables posibles.
- Presupuestos y facturas de reparación: justifican los gastos realizados o previstos para subsanar los daños y sirven como base para calcular la indemnización.
- Contratos de arrendamiento o propiedad: permiten establecer la relación jurídica entre las partes implicadas y delimitan responsabilidades contractuales.
- Pólizas de seguros y partes comunicados: si se dispone de un seguro, es clave presentar la póliza vigente y los partes enviados a la aseguradora.
- Comunicaciones con las partes: correos electrónicos, cartas o burofaxes enviados al propietario, comunidad de vecinos o aseguradora para informar del problema y exigir soluciones.
Siempre que sea posible, se recomienda enviar las reclamaciones mediante burofax con acuse de recibo y certificación de contenido. Este formato tiene validez legal y demuestra que la otra parte ha sido formalmente notificada, evitando posibles alegaciones de desconocimiento.
Además, si existen informes médicos que acrediten problemas de salud relacionados con la humedad (como alergias, asma u otras afecciones respiratorias), deben incluirse en la documentación. Estos informes pueden aumentar la indemnización reclamada y aportar mayor solidez a la reclamación en términos de habitabilidad.
En definitiva, una buena recopilación documental no solo agiliza el proceso de reclamación, sino que también refuerza la posición del reclamante frente al arrendador, la comunidad de vecinos o la aseguradora. Prepararse adecuadamente desde el inicio marca la diferencia entre una resolución favorable o un procedimiento frustrado.
Proceso para reclamar daños
Reclamar los daños derivados de humedades no es un proceso inmediato, pero seguir los pasos adecuados puede marcar la diferencia entre una resolución satisfactoria y un rechazo de la reclamación. Ya sea frente a un propietario, una comunidad de vecinos, una constructora o una aseguradora, es fundamental actuar de forma ordenada, estratégica y documentada. A continuación se describe el proceso paso a paso para reclamar de manera efectiva.
El primer paso debe ser identificar con precisión el origen del problema. Para ello, es recomendable contratar a un técnico que emita un informe pericial detallado. Este informe será clave para atribuir la responsabilidad y cuantificar los daños. Con esta información, se inicia el proceso de reclamación.
- Reunir documentación: fotografías, vídeos, presupuestos, facturas, informes técnicos, comunicaciones previas, contratos y cualquier prueba que respalde la reclamación.
- Enviar una reclamación formal: lo ideal es utilizar un burofax con acuse de recibo para comunicar a la parte responsable (arrendador, comunidad, aseguradora, etc.) la existencia del daño y exigir su reparación o compensación económica.
- Negociación extrajudicial: en muchos casos, las partes pueden llegar a un acuerdo antes de acudir a los tribunales. Es aconsejable documentar todas las propuestas, respuestas y acuerdos por escrito.
- Reclamación a la aseguradora (si aplica): notificar el siniestro dentro del plazo legal (generalmente 7 días desde que se conoce el daño), acompañando toda la documentación requerida.
- Iniciar demanda judicial: si la otra parte no responde o rechaza la reclamación, se podrá acudir al juzgado con el respaldo de toda la documentación y, preferentemente, con asesoramiento legal especializado.
En todos los casos, es fundamental conservar una copia de cada documento y acreditar la fecha de envío y recepción de las comunicaciones. Una reclamación bien fundamentada, tanto técnica como jurídicamente, puede evitar largos procedimientos judiciales y facilitar un acuerdo satisfactorio.
Por otro lado, si el daño afecta a un bien arrendado, el inquilino tiene derecho a exigir la reparación o una rebaja en el alquiler si la humedad impide el uso normal de la vivienda. En caso extremo, incluso podría resolverse el contrato. Todo ello debe hacerse conforme a lo establecido en la Ley de Arrendamientos Urbanos y con el apoyo de un abogado si la negociación no avanza.
En resumen, reclamar daños por humedades requiere organización, pruebas y, en muchos casos, apoyo profesional. Actuar con rapidez y siguiendo un proceso estructurado no solo protege tus derechos, sino que puede evitar que el problema se agrave o se dilate en el tiempo sin solución.
Reclamación a seguros o terceros
Cuando los daños por humedades se producen como consecuencia de un accidente, una filtración desde una vivienda vecina o un defecto estructural cubierto por una póliza, es posible dirigir la reclamación directamente contra una aseguradora o contra un tercero responsable. Esta vía puede resultar más rápida y efectiva que una demanda judicial, siempre que se sigan los pasos adecuados y se presente la documentación correspondiente.
La mayoría de los seguros de hogar incluyen coberturas frente a daños por agua, siempre que no se deban al uso negligente del asegurado. En caso de tener contratado un seguro, es imprescindible revisar las condiciones de la póliza y comprobar si los daños causados por la humedad están contemplados y en qué términos.
- Comunicar el siniestro: debe hacerse dentro del plazo máximo estipulado por ley, que suele ser de 7 días desde que se conoce el daño.
- Presentar pruebas: fotografías, informes técnicos, presupuestos de reparación y cualquier evidencia que justifique la existencia y origen de la humedad.
- Peritación del seguro: la aseguradora enviará a un perito para evaluar el daño. Es recomendable que el afectado también disponga de su propio peritaje independiente.
- Valoración y propuesta de indemnización: en función del informe pericial, la aseguradora decidirá si acepta la reclamación y qué cantidad indemnizará.
Si el seguro niega la cobertura o la indemnización ofrecida no se ajusta al daño real, el afectado puede presentar una reclamación ante la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones o iniciar acciones judiciales. Contar con asesoramiento legal en este punto es clave.
En caso de que el daño provenga de un tercero, como un vecino, una empresa constructora o incluso la comunidad de propietarios, se puede reclamar directamente contra ellos. En estos casos, también será necesario demostrar el nexo de causalidad entre la acción (o la omisión) del tercero y el daño sufrido. Si el tercero tiene un seguro de responsabilidad civil, éste podría cubrir la reparación o indemnización.
En definitiva, la reclamación a seguros o a terceros es una vía útil y muchas veces necesaria para obtener una compensación adecuada por los daños causados por humedades. La clave está en actuar con rapidez, presentar la documentación correcta y, si es necesario, acudir al asesoramiento de un profesional para proteger los derechos del afectado.
Casos reales y jurisprudencia
Analizar casos reales y sentencias judiciales en materia de humedades permite comprender cómo actúan los tribunales ante este tipo de reclamaciones. La jurisprudencia no solo sirve para ilustrar la aplicación práctica del derecho, sino que también ayuda a reforzar la estrategia jurídica cuando se enfrenta una situación similar. A continuación, se exponen algunos ejemplos relevantes extraídos de resoluciones judiciales en España.
Uno de los supuestos más frecuentes se da cuando el inquilino sufre humedades en una vivienda alquilada y el arrendador no actúa diligentemente. En la Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, Sección 25ª, de 21 de marzo de 2018, se estimó la demanda del arrendatario contra la propiedad por no haber reparado las filtraciones del tejado que causaban goteras constantes en el salón. El tribunal reconoció una indemnización por los daños materiales y una rebaja proporcional del alquiler.
En esta sentencia se destaca que el arrendador debe garantizar la habitabilidad de la vivienda, y que no puede excusarse en la falta de acuerdo con la comunidad de propietarios para posponer reparaciones urgentes.
Otro ejemplo relevante lo encontramos en la Sentencia del Tribunal Supremo de 27 de febrero de 2013, que resolvió un conflicto entre un propietario y la constructora del edificio. El alto tribunal confirmó que las humedades originadas por una deficiente impermeabilización del sótano constituían un vicio oculto grave y, por tanto, exigían la reparación por parte de la promotora dentro del plazo de garantía fijado por la LOE.
- Audiencia Provincial de Valencia, 4 de octubre de 2020: Se condena a la comunidad de propietarios por no reparar filtraciones en el patio de luces que afectaban a una vivienda en planta baja.
- Juzgado de Primera Instancia de Sevilla, 9 de enero de 2022: Se ordena al seguro de hogar indemnizar a un particular tras rechazar injustificadamente una reclamación por filtraciones del baño del vecino superior.
- Audiencia Provincial de Barcelona, 5 de junio de 2019: Rechaza una demanda por daños estéticos en armarios al no probarse relación directa con la humedad alegada.
Estos ejemplos reflejan la importancia de aportar pruebas técnicas sólidas y de actuar con rapidez dentro de los plazos legales. También evidencian que, aunque cada caso es particular, la jurisprudencia tiende a proteger al afectado cuando se demuestra pasividad, negligencia o incumplimiento de las obligaciones por parte del responsable.
Preguntas frecuentes
A continuación, respondemos algunas de las preguntas más frecuentes que surgen en torno a la reclamación de daños por humedades. Esta sección está pensada para resolver dudas prácticas de forma directa y sencilla, aportando claridad a quienes se enfrentan a este tipo de situaciones en su vivienda o local comercial.
¿Qué debo hacer si tengo humedades en una vivienda de alquiler?
Lo primero es notificarlo de forma inmediata al arrendador, preferiblemente por escrito. Si no actúa en un plazo razonable, se puede enviar un burofax reclamando la reparación. También es recomendable documentar los daños con fotos y solicitar un informe técnico.
¿Puedo dejar de pagar el alquiler si el piso tiene humedades?
No es aconsejable dejar de pagar el alquiler sin una resolución judicial o acuerdo por escrito. Lo correcto es solicitar judicialmente una rebaja de la renta o la resolución del contrato si la vivienda se encuentra en condiciones de inhabitabilidad. De lo contrario, podría considerarse un incumplimiento por parte del inquilino.
¿Cuándo responde el seguro por daños por humedades?
Si tienes contratado un seguro de hogar con cobertura por filtraciones o daños por agua, puedes presentar una reclamación. Debes hacerlo en un plazo de 7 días desde que detectas el daño y aportar toda la documentación posible. La aseguradora enviará a un perito para valorar el siniestro.
¿Qué pasa si la humedad viene del vecino?
Si puedes demostrar que el origen de la humedad está en la vivienda colindante (por ejemplo, una fuga en su baño), puedes reclamarle directamente o a su seguro de responsabilidad civil. Será necesario un informe pericial que acredite el origen del problema.
¿Es obligatorio contratar un abogado para reclamar?
No es obligatorio en fase extrajudicial, pero sí muy recomendable. En caso de llegar a juicio, y si la cuantía reclamada supera los 2.000 €, será necesario acudir con abogado y procurador. Contar con asesoramiento legal desde el inicio puede aumentar significativamente las probabilidades de éxito.
Estas preguntas reflejan las situaciones más habituales, pero cada caso tiene sus particularidades. Por ello, es aconsejable valorar siempre el contexto específico y buscar asesoramiento profesional si el conflicto no se resuelve de forma amistosa.
Conclusión
Las humedades son una problemática común pero compleja, que puede afectar gravemente la habitabilidad, el valor y la integridad de una vivienda o local. Lejos de ser un simple inconveniente estético, los daños por humedades implican riesgos para la salud, deterioro estructural y conflictos legales que pueden escalar si no se abordan adecuadamente desde el primer momento. Por ello, es fundamental actuar con diligencia, recopilar pruebas y conocer los pasos legales disponibles para ejercer una reclamación efectiva.
A lo largo de este artículo hemos abordado los aspectos clave que rodean la reclamación por humedades: desde la identificación de las causas más comunes, pasando por los tipos de daños más habituales, hasta la determinación de responsabilidades, los plazos legales, la documentación imprescindible y el procedimiento para presentar la reclamación ante propietarios, comunidades, seguros o terceros responsables.
La clave del éxito en este tipo de casos reside en la anticipación, la organización documental y el conocimiento del marco jurídico. Contar con asesoramiento profesional desde el inicio no solo facilita el proceso, sino que puede marcar la diferencia entre obtener una solución justa o ver frustrada la reclamación por falta de pruebas o desconocimiento legal.
En cualquier escenario, ya sea como inquilino, propietario o afectado por filtraciones ajenas, el derecho a reclamar está protegido por la ley. Las herramientas legales existen y son efectivas cuando se aplican con criterio y dentro de los plazos correspondientes. No hay que resignarse ante las humedades: es posible obtener reparaciones, indemnizaciones o incluso resolver contratos si la situación lo justifica.
Finalmente, recomendamos mantenerse informado, exigir soluciones de forma clara y documentada, y acudir a especialistas en derecho inmobiliario o de la construcción si se encuentra con una negativa o una situación de conflicto. Reclamar por humedades no solo es posible, sino necesario cuando se vulnera el derecho a una vivienda digna, segura y en buen estado.
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